- La producción volvió ayer a la cadena de montaje de la factoría de Mercedes Benz en Gasteiz. Tras 41 jornadas sin actividad los primeros 200 vehículos se ensamblaron con total normalidad en una jornada que estuvo revestida de novedosos condicionantes para los cerca de 1.200 empleados que durante dos semanas van a trabajar en un único turno.

Minutos antes de las seis de la mañana ya se pudieron comprobar en los tornos de acceso los estrictos protocolos impuestos para evitar posibles contagios por covid-19 entre la plantilla. El director general de la factoría en primera persona, Emilio Titos, protegido con una mascarilla, supervisó desde primera hora este regreso paulatino y observó a los sorprendidos operarios mientras superaban la prueba del control de temperatura gracias a unas pantallas. Muchos de los trabajadores llegaron con la ropa de trabajo desde sus domicilios y recibieron una bolsa con media docena de mascarillas protectoras. Fue una entrada escalonada con un intervalo de diez minutos para evitar aglomeraciones y que se formaran hileras. Antes de situarse en sus respectivos puestos hubo una sesión de formación de dos horas aproximadas de duración sobre medidas de prevención.

Se postergó durante ese tiempo la presencia en la línea de montaje y allí acudieron los operarios con los guantes, mascarillas y pantallas protectoras. “Ha habido que modificar varios puestos para garantizar la distancia mínima de separación entre los trabajadores”, explicó poco antes del mediodía el presidente del comité de empresa, Igor Guevara, a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

Estos nuevos elementos que por seguridad deben portar los empleados generan una “fatiga adicional y precisan de un tiempo para la higiene personal, que es imposible de llevar a cabo en una cadena de montaje”, precisó Guevara, y como reseñó este diario en su edición de ayer. Se han introducido nuevas pausas a lo largo de las horas de producción con momentos donde pueden reposar los trabajadores y se acomete la limpieza de material. Considera el máximo representante de la parte social la “obligación” de contar con unos minutos adicionales de descanso y este fue uno de los puntos donde no llegaron a un acuerdo con la dirección de la empresa en el documento del plan de arranque.

El trabajo en una cadena de producción supone que sea “prácticamente imposible en algunas fases del montaje” respetar esos dos metros de separación mínima entre unos y otros trabajadores. A pesar de los cambios introducidos en los puestos, el ingenio de los propios empleados sirve para superar esta falta de distanciamiento. Así por ejemplo, en las tareas específicas en el motor “los operarios han diseñado una especie de mampara de metacrilato, que cuelgan de la tapa metálica a modo de separación entre ellos y les permite trabajar con esa protección”, desgrana Guevara a este diario.

Durante estas dos semanas solo estará presente el turno de mañana dentro de la factoría y ya se han establecido entradas y salidas escalonadas de los operarios, cada diez minutos, para evitar masificaciones en los tornos. También se limita el aforo de los vestuarios, para aquellos trabajadores de la sección de pintura que deben ponerse una ropa específica y no pueden ir y volver a casa con una vestimenta impregnada de los componentes que se aplican a las carrocerías. Será a partir del 4 de mayo y del día 18 cuando estén al completo los 5.000 operarios y se compruebe el efecto y validez de estas medidas.

“Se trata de garantizar que el riesgo sea el mínimo posible, dando por hecho que la ausencia de contagios es difícil”, argumentó Guevara. Según los últimos datos que maneja el comité hay registrados un total de 26 casos positivos entre la plantilla con otra veintena de operarios en fase de seguimiento a la espera de corroborar que puedan estar contagiados. De hecho, en la mañana de ayer una trabajadora registró una temperatura corporal de 38 en la medición que se la realizó en la entrada. Tras esperar varios minutos y repetir la toma, se determinó que regresara a su domicilio para evitar el más mínimo atisbo de contagio.

Como avanzó este diario ayer, el comité de empresa remitió a Osalan el sábado un documento instando a que el órgano dependiente del Gobierno Vasco se pronunciara con respecto a varias peticiones en las que surgió el desencuentro con el plan de arranque de la empresa. El domingo por la mañana llegó a respuesta “indicando que deben atenderse cuestiones como las de la higiene personal durante la estancia en el puesto”, explicó satisfecho el presidente del comité. Gracias a esa respuesta de Osalan se reconoce el uso limitado a cuatro horas de las mascarillas quirúrgicas recibidas por cada empleado. De esta forma, a partir del viernes pasarán a recibir una bolsa con diez unidades aquellos operarios del turno de cadena, para que en el ecuador de su jornada diaria procedan a cambiársela y completar la segunda parte del turno. Otra de las cuestiones en las que se centra la respuesta de Osalan es en el teletrabajo instando a que se lleve a cabo esta forma de trabajo en los departamentos donde se puede acometer. “Hay secciones en las que llevan seis semanas trabajando de esta forma y ahora les mandan venir de manera rotatoria al personal de esa área”, puntualizó Guevara.

Con la maquinaria de nuevo en marcha las perspectivas sobre la producción de este ejercicio están marcadas por el “bajón” que les ha comunicado la dirección. “Es un momento singular en el que estamos inmersos, del que nadie sabe cómo se va a poder salir”, concluye Guevara.

200

Son el número de furgonetas que se ensamblaron ayer en la factoría alavesa después de más de un mes de parón auspiciado por la crisis del coronavirus.