- La presentación de la memoria de 2019 de la Federación española del vino (FEV) ha sido la plataforma desde la que los empresarios del sector han avisado de que las bodegas se enfrentan a una caída generalizada de sus ventas, que podrían oscilar entre el 20% y el 4% a causa de las medidas tomadas para tratar de frenar la pandemia con el cierre de la hostelería y la restauración entre otras acciones.

Miguel Torres y José Luis Benítez, presidente y director general respectivamente de la FEV, han realizado un llamamiento al Gobierno central a estudiar ya la apertura de bares y restaurantes en algunas zonas del país, porque de otro modo el futuro de muchas bodegas está cuestionado y podría ocasionar un daño irreversible para muchos negocios.

Benítez reclamaba en este encuentro con los medios de comunicación que “hay algunas regiones turísticas donde se podría ir abriendo el canal Horeca (acrónimo de hoteles, restaurantes y cafeterías) con determinadas limitaciones sanitarias. Hay que trasladar a las administraciones que el cierre de la hostelería hace un daño tremendo”. No obstante, que la situación es “cambiante” y es pronto para hacer pronósticos más detallados.

En cualquier caso, el sentir de las bodegas es que sufren por la pérdida del negocio destinado a hostelería, canal que representa casi la mitad de sus ventas en volumen y dos terceras partes de su facturación. Por el contrario, la exportación continúa funcionando a ritmo razonable, según la FEV, que indica que cerca del 90% de las ventas al extranjero se destina a tiendas y supermercados, lo que contribuye a que el impacto del covid-19 sea menor en este capítulo, aunque la restauración también se ve afectada según han alertado bodegas especializadas en ese sector. A la crisis sanitaria se suma el Brexit y los aranceles impuestos por Estados Unidos, dos cuestiones clave que siguen generando turbulencias. De hecho, desde la patronal han explicado que en el Estado hay más de 3.000 bodegas y una parte de ellas, cuya cifra total aún no se ha especificado, ya han aprobado expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). Por ello, la advertencia que se traslada desde la FEV es que “no sabemos cuántas bodegas desaparecerán por esta crisis, dependerá. Pero también nos preocupa la previsible caída de consumo que habrá después”, advertía Benítez.

Como dato positivo ha citado el fuerte aumento de las ventas de vino a través de Internet. Aun así, ha insistido en que el canal online apenas representa el 1% de toda la facturación del sector, por lo que por mucho que crezca no dejará de ser residual.

La memoria de la FEV recoge datos de 2019 y apunta a que el consumo de vino es de unos 22 litros por persona y año en el Estado, una ligera subida después de varias décadas a la baja. Las cifras apuntan a que España vende fuera más del doble de lo que consume internamente. Las ventas al exterior de vino español generaron más de 3.000 millones de euros entre octubre de 2018 y octubre de 2019, de los cuales tres cuartas partes procedían del envasado y el resto, del granel y otros productos. En volumen, sin embargo, la mayor proporción viene del granel, el 44% de los más de 27,4 millones de hectolitros comercializados en el extranjero.

Para ahondar en esta situación, la FEV ha realizado una consulta entre sus asociados. De acuerdo con los resultados, todas las bodegas se están viendo afectadas por la situación actual y tan solo el 4% de ellas considera que les afecta “poco”; mientras que el 96% consideran que les afecta “bastante”, “gravemente” o “muy gravemente”. Por tamaño, las empresas grandes, que cuentan con canales de venta más diversificados, se ven algo menos afectadas.