- El colectivo del personal sanitario sigue recibiendo material en su incansable batalla para sofocar la expansión del coronavirus en Álava. Los hospitales de Txagorritxu y Leza han recibido en sus instalaciones las 650 unidades de viseras y mamparas protectoras surgidas de las impresoras 3D de cuatro centros alaveses de Ikaslan y de Egibide.

Las máquinas de los institutos Mendizabala y el de la construcción Eraiken, además de los de Zaraobe (Amurrio), Laudioalde en Llodio y Egibide convirtieron en realidad el acuerdo de la viceconsejería de Formación con la red Tknika para el diseño y producción de estos elementos imprescindibles para esa primera línea de contención del covid-19. "Tknika se encargó de definir y concretar cómo debía ser el modelo a desarrollar y de nuestras máquinas salieron las más de 650 unidades", explica a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA Javier Ochoa de Alaiza, presidente de la red Ikaslan en Araba. Durante una semana han estado mas impresoras trabajando a pleno rendimiento con cerca de una veintena de profesores de Mendizabala plenamente implicados en la tarea "colaborando a ratos y mientras se lo han permitido sus labores docentes con todo el proceso de creación. Ha sido bonito y emocionante", ensalza Ochoa de Alaiza.

El modelo finalmente entregado a los sanitarios es el que se ha popularizado durante toda esta pandemia con una visera protectora de metacrilato "ajustable al diámetro de la cabeza de cada uno mediante una diadema de plástico y no con gomas", disecciona el responsable de Mendizabala. Gracias a esa cinta se permite ajustar más o menos la pantalla protectora a la cabeza, según las necesidades de quien la porte y "para que le moleste lo menos posible durante el montón de horas que pasan trabajando con las personas contagiadas", valora el responsable del proceso.

El proceso productivo ha llevado su tiempo teniendo en cuenta el ritmo al que trabajan las máquinas de Mendizabala. Tras las dudas iniciales para dar forma a las pantallas arrancaron las impresoras 3D y esperar "las cerca de tres horas que costaba dar forma a una pareja de protecciones. Esto ha sido lo más costoso de todo", concreta Ochoa de Alaiza.

Utilizando las bovinas de material con las que contaba el centro se generalizó la producción de todas las pantallas a un ritmo constante durante una semana para terminar dando forma a esas 650 viseras. La coordinación se ha llevado a cabo con Osakidetza para que fuera el servicio de Salud el que decidiera finalmente dónde distribuirlas. Txagorritxu es el epicentro de la pandemia, aunque también se ha enviado una pequeña remesa de 40 unidades al hospital de Leza. La satisfacción es general entre todo el personal docente de Mendizabala y el resto de centros que han tomado parte en la iniciativa por "corresponder al trabajo que están desarrollando durante todos estos días desde que apareció el covid-19 y realizar nuestra pequeña aportación", explica el responsable de Mendizabala a este diario. Esa primera remesa ha sido la espita a una producción industrializada de las pantallas protectoras mediante potentes máquinas de inyección de plástico.