na de las consecuencias sociales más crudas de la crisis del coronavirus y del obligado confinamiento es la situación de soledad por la que están atravesando miles de personas mayores. Los perfiles cambian, pero dentro del aislamiento que todas comparten estos días, muchas de ellas son especialmente vulnerables por su difícil coyuntura socioeconómica o por la falta de apoyos familiares, y por ello están siendo seguidas con lupa por los servicios sociales. En su mayoría residen en apartamentos tutelados y viviendas comunitarias municipales o en el CIAM San Prudencio, también gestionado por el Ayuntamiento, y en contadas ocasiones acuden a espacios de encuentro y actividad como los centros socioculturales de mayores (CSCM). “Hablamos de personas que están bastante solas. Sus interrelaciones siempre han sido escasas, pero ahora, que tienen que estar confinadas, pasan mucho tiempo en soledad. Les falta la calidez de las relaciones y estamos encontrando situaciones muy dramáticas”, describe en declaraciones a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA Raquel Villarreal, técnica del departamento municipal de Políticas Sociales.

En su afán por aliviar en la medida de lo posible esta situación, el área que dirige Jon Armentia y el colegio San Viator han forjado una entrañable alianza que va a poner en contacto desde esta próxima semana a decenas de alumnos de primaria con estos mayores. Los niños harán llegar a partir del lunes, tras pasar también por una necesaria cuarentena, cartas y dibujos con mensajes de ánimo y cariño a un total de 204 personas para que puedan afrontar mejor estos días de aislamiento.

“El trabajo intergeneracional nutre muchísimo a los mayores. Y los jóvenes descubren a un colectivo que suelen tener estigmatizado. Conectan muy bien y es muy enriquecedor para ambas partes”, celebra la técnica municipal, que sabedora de que el alumnado en San Viator estaba haciendo llegar también misivas y dibujos a personal sanitario y trabajadores de sectores considerados esenciales propuso al centro extender la experiencia a estos mayores. La respuesta entre los pequeños, que aprovechan además para entrenar la lecto-escritura durante este largo parón académico, no puede estar siendo mejor. “Les está gustando mucho. Es una forma de acercarles a la realidad que les rodea, porque esto es nuevo para todos, y así pueden aportar y acercarse un poco a esa realidad. Aunque la actividad es optativa, muchos se están animando”, apunta por su parte Ane Aguirre, profesora de primaria en el colegio gasteiztarra, donde todo el equipo docente se ha implicado en esta iniciativa.

el proceso Los pequeños firman las cartas y también algunos dibujos que las acompañan para que, de esa forma, la persona mayor pueda identificar al remitente. Sin embargo, escriben sus mensajes de forma genérica porque el destinatorio sí que será aleatorio. En ellos cuentan qué están estudiando, cómo están pasando estos días de cuarentena, cómo se entretienen... Todo lo que les apetezca y que pueda favorecer un encuentro intergeneracional, por pequeño que sea y aunque sea por escrito y sin conocerse. “Lo que empezó como una idea está teniendo mucho éxito y estamos recibiendo cartas todos los días. Es un colectivo vulnerable y que necesita mucho apoyo”, subraya Aguirre.

Al margen de esta iniciativa concreta, Políticas Sociales está tratando de llegar a otras personas mayores que no presentan un perfil de tanta vulnerabilidad mediante acompañamientos telefónicos, el apoyo para realizar compras de productos de primera necesidad de la mano de Cruz Roja o el envío de libros de lectura fácil, revistas o pasatiempos a los domicilios. Todo suma para hacer de estas difíciles jornadas un trance más liviano.

“El trabajo intergeneracional es muy enriquecedor para ambas partes”

Técnica del dpto. de Políticas Sociales

“Es una forma de acercarles a la realidad que les rodea, porque esto es nuevo para todos”

Profesora de San Viator