- Cerrar las empresas ha sido durante los últimos días una petición aclamada por parte de muchos ciudadanos, especialmente solicitada por sanitarios de emergencias que han afirmado que sólo así, realizando un confinamiento total, se puede lograr vencer al coronavirus. Sin embargo, la decisión del cierre inmediato y sin previo aviso, ha sentado como un jarro de agua fría a muchos empresarios que indignados declararon después la imposibilidad de cerrar una empresa en cuestión de horas. Juan Ugarte, el director general de SEA Empresas Alavesas opina en esta línea y asegura que para las empresas del territorio será complicado retomar la normalidad ya que, dice, estamos ante un horizonte desconocido "y va a resultar muy difícil hacer frente".

¿Qué le parece la decisión del cierre temporal de las empresas?

-Me parece que ha sido un completo error tanto en el fondo como en las formas. Estos bandazos del Gobierno central han supuesto un grave perjuicio para las empresas, que hoy mismo (por ayer) seguían sin saber en muchos casos si podían reactivar su actividad o no. Las explicaciones posteriores han allanado algo el camino, pero seguimos ante una situación crítica.

Pero con estas medidas tal vez corten la propagación del virus, pese al receso económico. Si le parece que ha sido un error, ¿qué medidas cree que hubieran sido las más acertadas?

-Sinceramente, no sé si con esta medida se podrá evitar la propagación del coronavirus, no soy científico, pero lo que sí le puedo decir es que, en mi opinión, tendrían que haber pedido a cada empresa un plan de contingencia para reducir la asistencia de sus empleados. Así hubiéramos logrado, por un lado, garantizar las imprescindibles medidas de seguridad y, por otro, que las empresas hubiesen podido organizarse de la mejor manera posible para dar respuesta a las demandas de sus clientes.

¿Qué consecuencias traerá consigo esta decisión en la economía?

-Las consecuencias de la paralización de la actividad económica total de un país son totalmente desconocidas, porque no hay precedentes. Sí es cierto que las nuevas medidas adoptadas, que permiten una actividad mínima de los proveedores de las empresas consideradas servicios esenciales y de las firmas exportadoras, van a allanar en cierta medida estas consecuencias, pero aún así estamos ante un horizonte desconocido al que va a resultar muy difícil hacer frente.

Será complicado, sin duda, pero ¿cómo cree que se conseguirá retomar la normalidad en las empresas?

-Va a ser muy difícil e implicará un proceso muy largo. Le doy un dato para que se haga idea de la situación que estamos atravesando. Según los datos que recabamos entre las empresas para conocer su situación a tiempo real, cerca de la mitad ya nos han trasladado que su facturación ha bajado más de un 75%. Además, insisto, estamos ante una situación desconocida para todos nosotros y no es fácil calcular cuánto tiempo necesitaremos para volver a cifras anteriores a esta crisis. Dependerá en gran medida de las posibilidades de trabajo que tengamos ahora. Cuanto menos tiempo estemos parados, antes volveremos a la normalidad.

¿Tienen datos de cuántas empresas se prevén que cerrarán en el territorio alavés?

No tenemos datos para dar un número concreto.

¿Y podría hacer una estimación de cuáles serán las más perjudicadas?

-Álava es la provincia más industrial del Estado, un 33% del PIB de este territorio procede de este sector. El perjuicio causado en este sector va a ser enorme, porque además de las grandes empresas existe un elevado número de pymes que trabajan para ellas y dependen de su actividad. Pero no van a ser las únicas damnificadas, obviamente. Todo el tejido empresarial va a notar este duro golpe, desde hostelería a comercios y un largo etcétera, sin olvidar a los autónomos y al sector de la construcción.

Se avecina un futuro incierto entonces para las empresas.

-Sí, veo un futuro incierto que estará marcado en gran medida por la respuesta institucional que exista ahora y en las próximas semanas ante esta severa crisis que estamos atravesando. La salud de los ciudadanos debe ser lo primero, no lo olvidemos, pero sin desatender otros resortes que pueden resultar determinantes para abordar con las mínimas garantías la senda de la recuperación que nos aguarda. En este momento las empresas necesitan criterios lo más claros posibles para aguantar esta situación y sobre todo que la financiación prevista para esta situación por parte de los gobiernos central y vasco fluya cuanto antes.

Este cierre de las empresas ha sido una petición muy solicitada por muchos ciudadanos y médicos y ahora, en cambio, ha encendido los ánimos en muchos empresarios. ¿Qué opina usted?

-Creo que las decisiones de Madrid no han ayudado, aunque es de recibo reconocer que la disposición trasladada desde un principio por el Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Álava ha sido de agradecer. Las empresas necesitan flexibilidad para adaptarse a este tipo de decretos, medidas que hagan menos cuesta arriba esta dificilísima situación como son los acuerdos con los trabajadores, poder aplazar los pagos tributarios y tener la posibilidad de recurrir a financiación.

También han sido muchos los empresarios que han asegurado que es imposible parar una empresa de 200 personas en un día.

-Exacto. La empresa es un organismo vivo con flujos de entrada y salida, de clientes y proveedores, de cobros y pagos, con equipos e instalaciones complejas y todo esto no se puede parar en unas horas.

¿Qué le parece lo que establece el decreto en sí?

-Si me permite, prefiero no valorarlo, ni en las formas ni en el fondo.

"Tendrían que haber pedido a cada empresa un plan de contingencia para reducir la asistencia de sus empleados"

"Las consecuencias de la paralización de la actividad económica total de un país son totalmente desconocidas"

"En estos momentos las empresas necesitan criterios lo más claros posibles para aguantar esta situación"