- Las limitaciones de la movilidad con el país en estado de alarma, con la excepción de los servicios de emergencia y las actividades profesionales o comerciales de primera necesidad, también han repercutido en el sector de las gasolineras. La gran mayoría de ellas permanecen abiertas, porque así lo establece el Real Decreto del gobierno central, pero en casi todas se ha impuesto el autoservicio o medidas de prevención muy drásticas para mantener las distancias entre clientes y trabajadores.

Pero el hecho de que permanezcan abiertas tiene otras consecuencias que repercuten en la cuenta de resultados de estas compañías, generalmente concesionarios, que están viendo, tal y como se apunta desde la patronal del sector, caídas de ingresos superiores al 80%, por lo que muchas tendrán que optar por aplicar ERTE porque los ingresos por ventas están poniendo entre la espada y la pared el pago de los suministros y el abono de los salarios.

El empresario alavés Fernando Santamaría, con gasolineras en Laguardia y Salinillas de Buradón y otra en Tirgo, La Rioja, comenta que desde que se inició el confinamiento y las limitaciones de movilidad en vehículos "la caída de las ventas oscila entre el 80 y el 90%", una cifra muy importante que, siendo optimistas, se va a mantener al menos otras dos semanas. No en vano, el parón total a partir de hoy de la actividad no esencial también va a repercutir en el sector.

Con ese panorama, Santamaría reconoce que "gracias a los suministros que prestamos a bomberos, ertzainas, ambulancias y otros servicios públicos o de actividades esenciales, podremos pagar las nóminas de este mes, aunque yo no cobre".

El problema es que no todas las gasolineras funcionan de la misma forma, ni las mencionadas de Fernando Santamaría, ni las del resto del país. La de Laguardia, de hecho, se encuentra cerca de bomberos y Ertzaintza, "pero las de Salinillas y la de Tirgo no vendemos ni 500 litros", a pesar de tener que estar permanentemente de guardia.

Un vistazo a los estadillos de ventas de combustible durante la primera parte del confinamiento resulta dramáticamente gráfico: de los 5.950 litros suministrados en la gasolinera de Laguardia el 14 de marzo, a los 973 del día 22. O de los 1.815 de Salinillas de Buradón, a los 448 en el mismo período. Santamaría comenta, preocupado, que en uno de esos días, en la de Salinillas, tan solo se habían ingresado 7,11 euros en metálico durante toda una tarde.

A esto se suma la aplicación de protocolos de seguridad en las gasolineras de todo el país. En Cepsa, por ejemplo, la empresa está pasando progresivamente a modo autoservicio. Los trabajadores de las estaciones de servicio atienden las tiendas y las cajas a través de una ventanilla y se recomienda a los clientes la posibilidad de repostaje y pago a través de la aplicación Cepsa Pay.

El comité de seguimiento de la crisis creado en Cepsa emitía estos pasados días un comunicado anunciando que la compañía y todas sus áreas de negocio disponen de planes de continuidad de negocio para asegurar el mantenimiento de la actividad y aseguraban que todos los negocios de la compañía están atendiendo la demanda de sus clientes, ya que desde el inicio de la propagación del virus, la compañía trabaja en permanente coordinación con las autoridades de los distintos países en los que opera.

Otras, como las de Repsol, empresa con la que trabaja Fernando Santamaría en Laguardia, Salinillas y Tirgo, ha creado un estricto protocolo pasando los surtidores a ser de autoservicio, y las instalaciones son atendidas mayoritariamente (tanto carburante como tienda) a través de ventanilla en aquellos casos donde es posible. Y donde no lo es se aplican las medidas de seguridad pertinentes (guantes, mascarilla, distancia e higiene).

En cuanto a sus trabajadores, el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha transmitido un mensaje de agradecimiento y confianza a la plantilla de la compañía y ha resaltado el papel de la misma en estos momentos como proveedor de productos y servicios fundamentales, "sin los cuales resulta imposible cubrir las necesidades básicas que requieren en estos días difíciles todas las personas, especialmente los enfermos y los colectivos más afectados por el coronavirus".

En una carta interna remitida a sus empleados, Imaz señala que el mundo está viviendo una crisis "de naturaleza y efectos sin precedentes", pero se muestra confiado en que se van a superar las dificultades del momento. "Vamos a seguir poniendo todos los recursos necesarios para proteger al máximo a todos nuestros compañeros y a sus familias, así como a nuestros clientes y colaboradores", asegura, textualmente en la misiva.

Asegurar esa protección no ha sido tan fácil a la hora de la verdad, ya que si los particulares tenían dificultades para encontrar mascarillas, geles y guantes, eso también ha sido extensible a las empresas que tenían que seguir trabajando de cara al público. "Hemos puesto en marcha todos los protocolos que nos había pedido Repsol, incluido el gel que nos ha resultado muy difícil de encontrar. Ahora está a disposición de los clientes para que se puedan lavar con ese producto desinfectante".

Asimismo, se mantienen las tiendas de productos que hay en las estaciones de servicio, como pan, huevos, periódicos, patatas€ En general hay productos básicos, además de los típicos aceites y líquidos para motores, pero los bares y restaurantes de algunas estaciones de servicio permanecen cerrados y, con ellos, los servicios, algo que provoca no pocos problemas, principalmente a los camioneros. Con todo, en Laguardia y Salinillas los servicios permanecen abiertos, incluso con duchas gratis para los camioneros.