La estampa del día de San José en Gasteiz no se olvidará fácilmente, con las principales calles de la capital alavesa vacías, a excepción de las colas en las panaderías. En la calle Dato no había ni un alma. La estación ferroviaria era un erial. Y, sin embargo, en según qué balcones, la animosidad ya se ha transformado en eslogan. Todo saldrá bien, dice.