amurrio - "Tranquilidad, calidad de vida, paisajes maravillosos, sales a la calle -que ya no se sabe qué es eso- y estás en plena naturaleza, mucho potencial verde, hayales de mil años a un paso, aire puro€somos unos privilegiados y, en cierto modo, muy ricos", opina Yarritu.

"Nuestros niños tienen otra percepción de las cosas, ven la vida de forma más natural y eso les da una visión más completa del ciclo vital. Eso sí, no se te ocurra llevarles de excursión a una quesería o una granja, porque eso lo ven todos los días y te dicen que ellos no van. En esto las inquietudes y necesidades también son diferentes. La primera vez que les llevas a la gran ciudad van mirando todo como las vacas al tren, pero enseguida se adaptan", aportan. Otro punto a favor de las zonas rurales son los lazos vecinales. "Aquí nos conocemos todos, nos ayudamos y no nos cuesta nada pedir ayuda si la necesitas, sabemos que nuestros vecinos siempre están ahí ante cualquier emergencia. Eso en las ciudades no pasa, no se conocen ni en el bloque. Y lo sé muy bien porque he sido cartera. Llamas al timbre de la puerta contigua para ver si se hace cargo de un paquete o carta, porque su vecino no está, y resulta imposible", asegura Mendia.

El capítulo gastronomía y comida saludable tampoco podía faltar en el listado de ventajas. "En los pueblos, casi todo el mundo tiene huerta y eso implica verdura y fruta fresca y de temporada. Además somos la despensa de las ciudades, y si tú no tienes gallinas, corderos, cerdos o vacas, etc. las tiene el vecino. Es decir, tenemos materia prima de primera, nada que ver con lo que se compra en las grandes superficies, con solo estirar la mano. Eso sí, cuando bajas a hacer compra a la urbe que no se te olvide nada, porque aquí no hay ni panadería", sentencian.