La visita a las parcelas de Basaldea tiene parada obligada en la hilera de invernaderos que mima con toda la delicadeza Javier Chaves. Es uno de los pioneros que vio claro el futuro del proyecto y desde el nacimiento de la idea no dudó en arrimar el hombro y colaborar para su crecimiento y consolidación.

Contemplar sus métodos de trabajo ya deja claro el total convencimiento por la agricultura ecológica y el futuro que tiene por delante. "Hay que rescatar a la horticultura. Está en peligro de extinción", explica en la apasionada conversación que brota de su boca. Desde que tomara posesión en 2017 de su parcela se ha convertido en el mejor embajador de los valores de Basaldea, haciendo de su trabajo de labrar la tierra "una salida profesional con futuro, porque ya nadie lo hace", explica Chaves. Intercala las explicaciones prácticas junto a sus puerros, fresas, acelgas, apio, lombarda y nabos con documentados informes y trabajos presentados a los premios Pacto verde de 2019. Su huerta Esmeralda es una despensa abierta a la comida saludable. En el centro de todo ello sitúa la "inversión en el suelo" para volver a recuperar y "regenerar el terreno" para que esté en disposición de ofrecer su mejor rendimiento. En esa tarea de recuperación es el compost el material que juega un papel esencial. "Permite recuperar la materia orgánica de las ciudades y hace que regrese de nuevo a la tierra", explica de manera apasionada. "El compost juega un papel clave en la viabilidad para que no tenga un coste energético elevado".

MÁXIMA EFICIENCIA Junto a esa clara apuesta por convertir al suelo en su mejor aliado, Javi Chaves se ha volcado en contar con un utillaje y aperos que maximicen los resultados y reduzcan los tiempos de actividades de la agricultura tradicional. En sus invernaderos no hay ni rastro de los obsoletos semilleros de poliespán. Han ocupado su lugar unos novedosos elementos de papel biodegradable, que se estiran como una acordeón y son las cavidades que luego albergarán los brotes y semillas de cada variedad. Junto a ello, dispone de una moderna especie de cribadera, que selecciona las semillas y las prepara para, mediante la apertura de una tapa corredera, ser depositadas en la tierra del semillero. A partir de ahí ya está dispuesta cada brote para ser plantada en la tierra con otra no menos revolucionaria máquina. Una especie de carretilla permite introducir en el terreno cada una de las semillas. De esta manera "una plantación de una bandeja de 294 plantas, que antes había que hacer de rodillas y costaba 45 minutos, se puede hacer ahora en apenas dos minutos y sin dañar las plantas". Chaves también es un altavoz de esta agricultura con las visitas de escolares que organiza a su huerta y la esperanza de cautivar a algún futuro productor ecológico.