vitoria - El edificio de la calle Fray Zacarías Martínez 3, situado en plena colina de Gasteiz, acaba de experimentar una radical transformación interna, y no precisamente en las múltiples áreas municipales que acoge. Los baños del espacio que sirve de hogar a servicios como los de Igualdad, Juventud, Convivencia y Diversidad, Cooperación al desarrollo o Participación ciudadana han dicho adiós a sus viejos rótulos que los diferenciaban como masculinos o femeninos y han estrenado en su lugar señales no binarias, al tiempo que sus urinarios de pared han sido inutilizados y transformados en improvisados centros florales o pequeñas bibliotecas. El colectivo Soka Elkartea, que desde hace algo más de dos años viene trabajando en la promoción de la igualdad a través de la señalética, ha sido el encargado de llevar a cabo esta intervención gracias a la complicidad del Ayuntamiento y de las decenas de trabajadores de este edificio. La gran novedad ha radicado en esta ocasión en que la metamorfosis de los baños en un espacio inclusivo, sin diferenciación sexo-genérica, se ha desarrollado en un espacio público.

La transformación se ha llevado a cabo en seis de los ocho baños distribuidos en las tres plantas del edificio Fray Zacarías, todos salvo los dos para personas con diversidad funcional que se encuentran en la planta baja. Las señales mujer/hombre situadas en los accesos de cada uno de ellos han sido reemplazadas por el símbolo universal transgénero, fácil de reconocer, identificar y recordar, se han adecuado y redecorado los espacios y se han cambiado también las señales direccionales.

Un largo proceso participativo de la mano del personal del edificio, en el que se estudió el espacio y se determinaron las necesidades, se abordaron aspectos como las posibles resistencias a la modificación de las señales tradicionales, se idearon los nuevos rótulos y hasta el lema de la intervención, Siéntate como en casa, ha servido a Soka para hacer realidad el proyecto. En el camino, el colectivo ha intercambiado también trabajo y reflexiones con Amelia Barquín, doctora en Filología y experta en educación y genero, la educadora social Udane HerFer o Álvaro Albajez, que también ha trabajado en señalética inclusiva, y colectivos como Lumagorri.

La instalación de todos los elementos concluyó el pasado día 11, víspera de la presentación del proyecto en el centro cultural Montehermoso. "La sensación es doble. Por un lado ha sido una liberación, porque terminamos un nuevo proyecto, pero por otro hay un vacío, porque ya estamos pensando en el siguiente", anticipa Goiuri Barriga, integrante de Soka junto a Irene Larrimbe y Josu Guevara. No en vano, esta intervención nació como piloto, se someterá a una evaluación interna el próximo junio para determinar la continuidad de las señales inclusivas o la vuelta a las binaristas en Fray Zacarías y pretende, por otra parte, tener continuidad en otros espacios. "La idea es que vaya a más. Es un proyecto con vistas de futuro", apunta de nuevo Goiuri.

inicios El origen de esta experiencia se remonta a 2017, cuando Soka, a través del proyecto de participación joven Haziak, realizó un primer taller de señalética con perspectiva de género cuya parte práctica consistió en la intervención temporal en los baños de tres locales del Casco Viejo. Esta acción a priori modesta puso la semilla de un proyecto a mayor escala, Mixtizaje, que planteó de nuevo a través del diseño y mirando a las señales que nos rodean intervenir, ahora permanentemente, en los baños de cinco nuevos locales: la asociación Orbain, la taberna Parral, el restaurante Beganbai, Urban Rock Concept y la escuela de teatro TAE. Soka contactó para ello con otros tantos diseñadores y creativos locales y, tras un proceso de formación sobre diversidad de género a todas las partes, arrancó una rompedora intervención que aún permanece en los citados establecimientos.

Que el proyecto haya saltado de la esfera privada a la pública ha supuesto también una "satisfacción" para el colectivo, como reconoce Irene, para quien cada intervención "supone un aprendizaje nuevo". Lo que todos los proyectos comparten, según apunta Josu, es que son "necesarios para educar en la igualdad y el respeto".