Cuando el lejano 23 de enero de 1921 los directivos del Sport Friend's reunidos en una asamblea general extraordinaria aprobaron el cambio de denominación del club que dio origen a lo que desde entonces y hasta hoy en día conocemos como el Deportivo Alavés, la realidad del Glorioso nada tenía que ver con la actual. Ni siquiera el paso del tiempo fue acercando la imagen de la entidad albiazul al reflejo que aparece cuando se mira en el espejo en la actualidad. Lo que en su momento era poco más que un punto de encuentro de un grupo de amigos enamorados del fútbol se ha convertido, un siglo más tarde, en una multinacional con ramificaciones por medio mundo. "Las vueltas que da el balón", podría pensar con incredulidad Hilario Dorao, primer presidente de aquel germen que ha terminado por florecer de manera increíble.

Este crecimiento, en cualquier caso, no ha sido ni mucho menos una explosión de un día sino que ha seguido un ritmo lento que, en no pocas oportunidades, ha obligado a retroceder varios peldaños. Durante décadas, el club ha vivido etapas de máxima estrechez hasta que con la llegada del siglo XXI comenzó a disfrutar de su particular época dorada. Un período que, como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta la idiosincracia del Glorioso, también contó con su particular mancha negra de la mano del innombrable Dmitry Piterman, que a punto estuvo de llevarlo a la tumba. Por fortuna la institución pudo conservar un hilo de vida para sobrevivir y, bajo la gestión de Josean Querejeta, resurgir potente otra vez.

Las comparaciones acostumbran a ser odiosas, pero mucho más todavía si se establecen entre dos momentos separados por nada menos que cien años. Resulta comprensible por lo tanto que el Alavés original y el actual nada tengan que ver. La evolución, por fortuna, ha sido positiva. De esta manera, el club que vio la luz sin más capital que la ilusión de sus fundadores y el cariño de los que de inmediato se convirtieron en sus fieles seguidores se ha transformado en una sociedad anónima con un importante patrimonio que sirve de garantía para su futuro.

Lo que no ha cambiado de momento, aunque espera poder hacerlo a medio plazo, es su casa, en la que continúa viviendo de alquiler. Desde sus primeros encuentros, Mendizorroza ha sido su fiel compañero y le ha acompañado desde la Regional Preferente a la Copa de la UEFA. Sobre la mesa está ya un ambicioso proyecto de reforma y ampliación del coliseo albiazul que, si la pandemia no hubiera hecho acto de presencia, debería estar en marcha puesto que cuenta con el apoyo y la financiación -para un presupuesto total de 55 millones de euros del que el club aportará 33- de las instituciones. Aunque, como mínimo, el retraso es inevitable, el Alavés trabaja sin descanso para que este proyecto -uno de los ejes de su futuro crecimiento- no termine en el cajón del olvido.

Pero este nuevo Mendizorroza no es ni mucho menos el único hito importante en el actual Alavés, que ha pasado a velocidad de vértigo de arrastrar una deuda de más de 25 millones de euros y estar al borde de la desaparición hace apenas una década a lucir un aspecto de lo más saludable. De la mano del Baskonia, ha formado un Grupo que mueve un presupuesto anual de 109 millones, dispone de una plantilla de 780 trabajadores y gestiona proyectos cuya inversión global suma 80 millones. Además, cuenta con el Alavés Gloriosas, el 85% del accionariado del NK Istra 1961 que milita en la Primera división de Croacia, la ciudad deportiva de Ibaia y la Residencia para futuras promesas del deporte en la que aloja a las perlas que cultiva con esmero, las instalaciones del BAKH, el equipo de e-sports BKNDA, el equipo inclusivo Alavés Genuine, la Fundación 5+11 de escuelas deportivas con fines sociales, el proyecto de la nueva universidad privada Euneiz (European University Gasteiz), enfocada a nuevas tecnologías y ciencias del deporte, y una línea de consultoría de gestión deportiva que colabora con varios clubes extranjeros.

A través de esta última pata de su actual estructura ofrece asesoría a otros clubes para ayudarles a potenciar sus proyectos deportivos y empresariales, optimizando el desarrollo de áreas como el marketing, patrocinios, ticketing, hospitality o experiencias de cliente. Esta línea de negocio comenzó a funcionar en 2017 con el NK Rudes, que supuso la puerta de entrada al fútbol croata, y se fue ampliando posteriormente con el JS Hércules de la Tercera División de Finlandia, el Sochaux de la Segunda División de Francia y el Kagoshima United de la Tercera japonesa durante el año 2018. En 2019 se sumó el Persija Jakarta de la Primera Indonesia. El acuerdo con el Sochaux se rompió pero la entidad mantiene su apuesta y ahora busca extender sus tentáculos en un mercado tan prolífico como el sudamericano.

Se trata, en definitiva, el Deportivo Alavés actual de una especie de multinacional con numerosas ramificaciones por medio mundo y en las más diversas áreas de negocio que, eso sí, tienen siempre como objetivo fundamental contribuir al sostenimiento y el avance del eje principal del proyecto, que no es otro que El Glorioso y las alegrías que pueda ofrecer sobre el césped. Un crecimiento constante durante su primer siglo de vida que ha permitido transformar aquella diminuta semilla del Sport Friend's en el robusto árbol actual.

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Ese fue el negro legado que dejó el 'innombrable' Dmitry Piterman cuando abandonó el Alavés en 2007 tras casi tres años al frente. Tras esquivar la liquidación gracias a la administración concursal, el club se ha recuperado y goza de buena salud económica.

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El crecimiento exponencial que ha experimentado 'El Glorioso' en los últimos años le lleva a contar con un presupuesto para la actual temporada, a pesar de verse afectado como todos por las restricciones derivadas de la pandemia, de 64,5 millones de euros.

Las Gloriosas, el Istra croata, la colaboración para asesorar a otros equipos o la Euneiz se han ido sumando al 'tronco' albiazul

El proyecto de ampliación de Mendizorroza, parado ahora por el coronavirus, es otra de las grandes apuestas