06 /diciembre /1998

os últimos días de un mes de diciembre, no importa el año, cualquier televisión que se precie emite programas-resúmenes de situaciones curiosas, graciosas y divertidas -en algunos casos dramáticas para sus protagonistas-, que han ocurrido a lo largo del año que está a punto de expirar. En esos compendios, que pueden tratar de asuntos totalmente insospechados, uno de sus productos estrellas es el deporte. Lo que sucedió en Mendizorroza, la tarde del domingo 6 de diciembre de 1998, tuvo tratamiento estelar.

El Deportivo Alavés que había regresado a Primera -tras haber perdido la categoría al finalizar la campaña 1955-56-, actúa como local frente al Valencia. Por aquellas fechas el conjunto de Mestalla es un equipo muy reconocible. En agosto de 1998 se había proclamado campeón de la Copa Intertoto -torneo menor clasificatorio para la Copa de la UEFA (Europa League)- y en junio de 1999 alzaría el trofeo en el Campeonato de España, al derrotar en la final al Atlético de Madrid (3-0). Antes, en las eliminatorias previas, se ‘cargaría’ a Barça y Real Madrid. ¡Comenzaba una época triunfal para los ‘ches’!

El Deportivo Alavés, a las órdenes de ‘Mané’, está tratando de navegar por el proceloso mar de la Primera División, intentando que el frágil barco albiazul arribe a puerto -salvando la categoría- de la manera más desahogada. Cuando el Valencia -dirigido técnicamente por Claudio Ranieri- llega a Mendizorroza, se cumple la decimotercera jornada de campeonato. Los albiazules -un punto arriba de Extremadura- eluden, de momento, las dos plazas de descenso directo y el Valencia -séptimo- se encuentra a tres de distancia del sorprendente líder: Mallorca. ¡Queda mucho en juego! Ranieri, en el Campo del Paseo de Cervantes, saca toda su artillería desde el comienzo: Cañizares, Carboni, Djukic, Farinós, Mendieta, Milla, Adrian Ilie o Claudio ‘Piojo’ López. ¡Un equipazo! A pesar de tanta estrella el conjunto valencianista juega a la italiana -haciendo buena la nacionalidad de su entrenador-, preocupándose más de defender su meta y tratando de buscar la contraria a base de rápidos y letales contragolpes.

El primer tiempo trae la mala noticia de la lesión de Pablo Gómez a los seis minutos. ¡El Deportivo Alavés se queda sin su referente en el centro del campo! Al descanso se llega sin que se mueva el marcador (0-0). Nada más reanudarse el partido Canabal es arrollado por Djukic y el colegiado señala el punto de penalti. Pablo Gómez no está en el campo y Hermes Desio falló una pena máxima quince días antes. Iván Rocha, el defensa brasileño de la escuadra alavesista, toma el balón entre sus manos y raudo, aparentemente tranquilo y seguro, lo coloca en el punto de los once metros. ¡Santiago Cañizares está delante!

Como dos pistoleros el pateador y el portero se retan con las miradas. ¡Ambos las resisten! El guardameta, lentamente y mirando fijamente a Rocha, camina de espaldas hacia su portería. El defensa -en este caso delantero- también anda hacia atrás para tomar distancia y después golpear. El árbitro da la señal. Iván toma carrerilla y chuta con la pierna izquierda. Antes se trastabilla y se levanta el césped. ¡El balón queda fuera del alcance de Cañizares! ¡A su derecha! ¡A ocho metros de su poste diestro! ¡Uno de los peores penaltis lanzados que se recuerdan en la Liga! Los albiazules han podido adelantarse en el marcador. Más tarde una contra mortal -protagonizada por ‘La Cobra’ y ‘El Piojo’- permite marcar al Valencia. ¡Demasiados errores para amarrar los tres puntos!

“Es un día triste. Asumo mi responsabilidad y no voy a buscar excusas en el estado del terreno de juego. He intentado ‘reventar’ al portero y no ha salido bien. No valoro los abucheos del público, pero también somos personas y sufrimos con ellos”.

Mané

“No se puede echar toda la culpa de la derrota al error en el penalti. Ha sido un accidente. Contamos con dos o tres especialistas para lanzarlos. Pablo estaba lesionado y le ha tocado a Rocha. No ha acertado, pero son cosas que pueden pasar”.

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