20 de septiembre de 1925

a satisfacción es plena en la Directiva que preside José Gabriel Guinea. Todas las grandes obras proyectadas por la misma ya están finalizadas o a falta de ligeros detalles para rematarlas. El Estadio de Mendizorroza es el orgullo de la ciudad. Situado al final del Paseo de Cervantes -un paseo bellísimo-, está dividido en varias zonas.

El campo de fútbol, diseñado por el arquitecto gasteiztarra Luis Díaz Tolosana, posee una tribuna con capacidad para 500 espectadores sentados. Ha sido construido por diferentes gremios y empresas vitorianas: Teodoro Aguirre, Balugera, Goikolea e hijos y Madinabeitia hermanos. Además de la tribuna existen varios graderíos, en los que se pueden instalar gran número de espectadores. El terreno de juego -ya con hierba natural- tiene su correspondiente drenaje y alcantarillado, para facilitar las filtraciones de agua. En el interior de la tribuna existen dos vestuarios, con sus duchas y servicios higiénicos.

La ‘joya de la corona’ es el Velódromo, diseñado y construido bajo la dirección del prestigioso arquitecto Ignacio María Smith Ybarra y que fue inaugurado el 3 de agosto. Debajo de los peraltes de cemento quedan varios compartimentos vacíos, que se quieren destinar a edificar un bar-restaurante para los socios, además de casetas y duchas para los ciclistas.

El campo de golf de nueve hoyos ya está en marcha -también ha sido inaugurado y bendecido el 15 de septiembre-, en el Monte de Araka. Está a pleno rendimiento el campo de tiro de pichón, con la más moderna máquina disparadora y se están ultimando los proyectos para la construcción de la pista de tennis (sic) y sus tribunas laterales, el pabellón social y el campo (sic) de atletismo que contará con zonas de lanzamientos.

El martes 4 de agosto de 1925 -día siguiente al de su inauguración-, se celebran en el Velódromo cuatro pruebas ciclistas. La primera es una carrera individual Regional a 60 vueltas, en la que participan nueve corredores vitorianos. La segunda es una prueba a la americana por equipos, a 100 vueltas, para ciclistas nacionales. La tercera una persecución a 30 vueltas, de dos contra uno y la cuarta un recorrido de velocidad, con tres ciclistas por equipo. ¡En el segundo y tercer recorrido, participa el laureado corredor balear Miguel Bover!

El 7 de agosto hay un festival -lo exige el Ayuntamiento al Deportivo Alavés, a cuenta de la subvención que recibe el club para el programa deportivo de Fiestas de la Blanca-, con dos carreras. El domingo 16 de agosto de nuevo abre sus puertas el Velódromo: Carrera regional (40 vueltas); americana (50 vueltas) y Match de persecución (15 vueltas). El 13 de septiembre hay más pruebas. Todo lo anterior han sido aperitivos para lo que va a llegar el domingo 20 de septiembre de 1925. ¡Es un día grande para el Velódromo del Deportivo Alavés! Se celebra en Vitoria el Campeonato de España de 100 kilómetros tras moto (300 vueltas). Los premios son muy atractivos: 1.500 pesetas y banda de Campeón de España al primero y 1.000 y 750 pesetas, respectivamente, al segundo y tercer clasificado. También hay otros incentivos de empresas colaboradoras.

Los mejores ‘pistards’ estatales -catalanes, mallorquines y madrileños- prometen hacer acto de presencia, pero a la hora de la verdad solamente se inscriben el mallorquín Miguel Bover y el catalán Roque Araguz. La superioridad de Bover, conducido en la moto por Antonio Parés, sobre Araguz, como motorista lleva a José Buxadé, es aplastante. Cuando el balear finaliza la prueba, al ciclista del Velo Sport de Sabadell aún le quedan dieciocho vueltas para acabar. Después del Campeonato de España se celebra una prueba de persecución, interviniendo ciclistas del Oñate Sport, Athletic Club y Deportivo Alavés. ¡Una jornada para rememorar en la historia del club albiazul!

El mismo domingo 20 de septiembre se celebró en Vitoria la II Fiesta del Pedal Vasco. A nuestra ciudad llegaron unos 200 ciclistas procedentes de todos los puntos de Euskadi, a los que se añadieron algo más de 250 aficionados locales.

El alto coste económico de mantenimiento del Velódromo, hizo que la Directiva del club arrendase la instalación a una empresa privada en 1926. El cambio en la gestión del mismo no resultó y pocos años más tarde la instalación había caído en el olvido.

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