04/agosto/1986

anto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”. Esto es exactamente lo que le ha ocurrido al Deportivo Alavés el pasado 30 de julio. En las últimas campañas el club se ha ganado una bien merecida fama de moroso por impago a sus jugadores y este año el peso de la ley -Comisión Mixta AFE y LFP- ha descargado con todas sus fuerzas y sin ningún miramiento sobre la entidad albiazul. ¡El descenso a Tercera está servido!

Los días siguientes a ese trágico 30 de julio son dramáticos para los aficionados albiazules, que desconocen el futuro que va a tomar el club de sus amores y desdichas. Con un presidente dimisionario, Julián Ortiz Gil; una directiva cesada en mayo, el grupo que encabeza José Antonio Rozas y otra nombrada por el anterior presidente antes de su dimisión, liderada por Paco Cayón y a la que se ha adherido el gerente Valentín Izquierdo, la imagen e impresión que da el otrora llamado ‘Barcelona de Segunda’ es de un caos y anarquía total.

Tras la comunicación del descenso, aún se intenta por parte de José Antonio Rozas conseguir una moratoria de 48 horas por parte de la Comisión Mixta. El plazo extra no es admitido. ¡El Deportivo Alavés está sentenciado! Los futbolistas profesionales de la plantilla huyen de Mendizorroza y buscan acomodo en otros conjuntos. El club albiazul solamente cuenta con cinco fichas de jugadores aficionados.

El sábado 2 de agosto un equipo del Deportivo Alavés -compuesto en su mayoría por jugadores del filial que juegan en regional y con la presencia de Larrañaga, Carlos Martínez o Eduardo Estibariz- vence en la localidad riojana de Haro (0-1). El coordinador del fútbol base albiazul, Alberto Lasaga, se sienta en el banquillo y dirige al equipo.

Quo Vadis, Glorioso? Esto se va a conocer en una Asamblea Informativa de socios que convoca el sector que comanda Paco Cayón -al parecer vicepresidente del club, así están las cosas- y a la que pueden acudir todos los abonados que hay en esos momentos, alrededor de 2.000. Los ánimos están muy exaltados. Los ex presidentes piden calma. Dos preguntas flotan en el ambiente albiazul: ¿Desaparición como club y comienzo desde cero? o ¿seguir como Deportivo Alavés y competir en Tercera División?

En estos momentos el ‘Bravo equipo albiazul que dio gloria a la ciudad’ está clínicamente muerto. ¡Solamente un hilo de vida le mantiene en pie! ¡La gravedad del momento es extremadamente crítica! ¡Sesenta y seis años de vida están apagándose! El lunes 4 de agosto de 1986 -el día que baja Celedón y comienzan las fiestas de Gasteiz- a las doce del mediodía en el Aula de Cultura de la antigua Caja Provincial, quinientos socios debaten sobre el estado de salud del sexagenario. El lugar elegido para la Asamblea solamente tiene capacidad para ¡ciento veinte personas! La situación es dantesca.

Hay enfrentamientos verbales entre los asistentes, gritos, insultos, todo el mundo quiere tomar la palabra, nadie escucha y la Asamblea puede saltar por los aires en cualquier momento. Dos personas enfrentadas y con, al parecer, una enemistad irreconciliable, llevan las riendas de la reunión: Paco Cayón, vicepresidente, y José Antonio Rozas, ex vicepresidente. Tras el pugilato verbal el sentir general de los asistentes es no disolver el club y convocar de manera urgente una Asamblea Extraordinaria. ¡La Informativa del 4 de agosto ha sido un fiasco! Llegará una nueva días más tarde y se tomarán decisiones transcendentales para el moribundo. ¡El Deportivo Alavés respira débilmente!

Valentín Izquierdo, gerente con Ortiz Gil, fue el centro de las críticas de gran parte de los asistentes. Izquierdo se defendió con una frase que dejó perplejo a todo el mundo: “He tenido que soportar la irresponsabilidad del presidente”.

La situación dramática que vivía el Deportivo Alavés, en aquellas fechas, dio un giro radical en la Asamblea Extraordinaria del 18 de agosto y el equipo compitió en Tercera tras doce campañas jugando en las dos categorías de Segunda.

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