19 de junio de 1927

abíamos dejado el 12 de junio de 1927 a los jugadores albiazules en el campo de Ategorri, en el momento en el que el colegiado, Pablo Saracho, pita el final del encuentro. ¡Se ha vencido al Erandio 2-3! ¡Se acaba de producir el primer ascenso sobre un terreno de juego del Deportivo Alavés! ¡La escuadra alavesista es nuevo equipo de la Serie ‘A’! ¡Qué dotes persuasivas de Don Amadeo en el descanso! ¡Cómo arengó a la muchachada albiazul para levantar el 2-1 en contra! Los jugadores van entrando en la caseta de manera heroica. Gritos de ánimo, euforia, abrazos, alegría, un ‘totum revolotum’, un caos, una cosa fantástica, mezclándose en ruidosa algarabía futbolistas, directivos y aficionados.

El regreso a Vitoria es una manifestación de júbilo para la expedición albiazul que, cuando atraviesa Deusto, Basauri y Otxandiano es ovacionada por los vecinos. En la localidad vizcaína de Basauri, en fiestas, actúa la banda de música del vitoriano Regimiento de Cuenca que interpreta, al paso del autobús alavesista, el ‘Ánimo pues’.

La entrada en Vitoria, por Portal de Urbina (Legutiano), es apoteósica y los aplausos y gritos de ánimo son constantes a la caravana formada por el autobús que trae a los jugadores y a los automóviles con aficionados albiazules que marchan detrás. Los homenajes, que se preparan, van a tener su punto álgido los días 18 y 19 de junio. El sábado 18 los jugadores albiazules reciben las medallas de campeones de la Serie ‘B’, en una velada-homenaje, en su beneficio, que se desarrolla en el Nuevo Teatro. La entrada que registra el futuro Teatro Principal es espectacular con todas las localidades ocupadas.

Hay música, a cargo de la orquesta del maestro Aranburu; versos de elogio a los futbolistas, titulados ‘¡Tracatrá, trá!’, recitados por el poeta y deportista Julián Echenique; representación, por jóvenes actores aficionados, de la obra de Pérez Galdós ‘Marianela’; txistularis que tocan el ‘Ánimo pues’; actuación del tenor Maximino Lizarralde e interpretación por el público asistente, aleccionado por al gran aficionado albiazul Dámaso Villanueva, del himno al Deportivo Alavés ‘Beti Aurrera’.

El domingo 19 siguen los festejos y en el campo de Mendizorroza se disputa un partido amistoso en honor de los jugadores. El rival es el conjunto donostiarra del Avión FC, campeón de uno de los grupos de la Serie ‘B’ de Guipúzcoa, que cuenta en sus filas con un delantero de dieciocho años de edad, de tez casi negra y al que llaman Olivares.

Pero los ojos de los aficionados albiazules están puestos en un delantero de Bergara apellidado Unamuno, que marca cinco de los ocho goles que reciben los de San Sebastián, y que firmará por el Deportivo Alavés, para más tarde jugar en el Athletic Club y Betis, con el que alcanzará la única Liga que tienen los béticos en la campaña 1934-35. Esta tarde también juegan por primera vez como albiazules el meta Tiburcio Beristain, de Elgoibar, uno de los mejores porteros de la historia albiazul, así como el medio Luis Urquiri, de Deba, santo y seña del Deportivo Alavés tantas temporadas. El gran equipo que va a debutar en la Serie ‘A’ de Vizcaya, en la 1927-28, empieza a formarse.

Los festejos siguen la noche del domingo, tras el encuentro, y los jugadores albiazules asisten a una cena en su honor organizada por el Casino Artista Vitoriano. Tras la misma, en el propio Casino, la fiesta continúa y hay un gran baile para gloria de los capitaneados por Antero. La banda de música del Regimiento de Guipúzcoa ameniza la velada.

Títulos

Victorio Unamuno fue el primer gran delantero centro del Deportivo Alavés. Solamente jugó una temporada como albiazul, en la que disputó veinticinco partidos oficiales y marcó diecisiete goles. Fue campeón de Liga con el Athletic (2) y Betis (1).

Brindis en la cena del Casino (Dámaso Villanueva)

“¡Leones del Deportivo, bien podéis banquetear! ¡Por redaños ha entrado vuestro equipo en la A! ¡Leones del Deportivo! Yo brindo en vuestro honor y por don Amadeo que es vuestro rodrigón” (sic).

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