17 de mayo de 2001

stamos cerca de la hora cero del jueves 17 de mayo de 2001. Los jugadores del Deportivo Alavés no se lo pueden creer, sus seguidores en el Westfalenstadion de Dortmund tampoco y los millones de aficionados albiazules repartidos por el mundo, porque esa noche casi todos se han ‘convertido’ , maldicen su mala suerte.

Tras casi dos horas de partido, Final de la Copa de la UEFA (Europa League) de 2001, después de haber sido expulsados el delantero brasileño Magno Mocelin primero y dieciocho minutos más tarde nuestro ‘gran capitán’ Antonio Karmona, Delfí Geli, un futbolista con una gran capacidad técnica y que ha renacido futbolísticamente en Vitoria, acaba de cabecear hacia su propia portería una falta sacada por el escocés Gary McAllister. ¡Acabamos de perder nuestra primera final europea!

Los futbolistas albiazules caen sobre el césped nada más pitar el final del encuentro el francés Gilles Veissière. Tampoco ha habido posibilidad de jugar esos tres minutos, más el descuento, que quedaban a la segunda parte de la prórroga del partido, ya que hoy se aplicaba en esta final, por última vez, el llamado ‘gol de oro El primer equipo que marcase en la prórroga ganaba el partido. Y no han marcado los jugadores del Liverpool, ha sido uno de los nuestros en propia meta, pero para el resultado da igual.

Lentamente, muy tocados, rotos por el esfuerzo, con los rostros crispados y con lágrimas en los ojos, nuestros héroes, los hombres de ‘Mané’, se van levantando, algunos con la ayuda de sus compañeros, del verde del estadio alemán, ya que hay que cumplir con el protocolo de la entrega de trofeos y medallas. Pero antes se dirigen a dónde están esos casi nueve mil seguidores albiazules, presentes en las gradas del Westfalenstadion para, desde el terreno de juego, decirles, aplaudirles y gritarles: “¡Gracias! ¡Eskerrik asko!”. Momentos más tarde llega la entrega de las medallas y de la placa de subcampeones de manos del sueco Lennart Johansson, presidente de la UEFA. Se recogen con educación, sin un mal gesto y con muy pocas ganas.

Poco deseo hay para asistir a la cena de gala que ha preparado el club en el Casino de Dortmund para trescientos comensales. Pero hay que seguir cumplimentando las ceremonias oficiales. Menos mal que en esta cena ‘fúnebre’ el defensa Raúl Gañán, uno de los más queridos de la plantilla por sus compañeros, ha cogido el micrófono, tras los discursos del presidente Gonzalo Antón y del capitán Antonio Karmona, y ha montado su particular show. Los ánimos de los presentes, muy decaídos, se han levantado un poco. Son las cuatro de la madrugada.

La expedición albiazul llega al aeropuerto vitoriano pasadas las nueve de la mañana de este jueves 17 de mayo. Y si el Liverpool ‘nunca camina sólo’, Vitoria, en nombre y representación de todo Álava, demostrará a los héroes de Dortmund que está con ellos, en la victoria y en la derrota, y que tampoco van a caminar solos. A esta hora temprana del jueves un buen número de seguidores espera en el aeropuerto de Foronda, para animar, apoyar, aclamar y felicitar a sus ‘campeones’.

En el aeropuerto también se oyen gritos de ‘Geli, Geli, Geli, en honor al desafortunado auto goleador albiazul. La traca vendrá a la tarde, a las 20.30, tras haber rendido visita antes a las instituciones. Veinte mil aficionados, aún no han regresado a Vitoria los seguidores que se habían desplazado a Dortmund en tren, atestan la Plaza de la Virgen Blanca, lugar reservado a los recibimientos deportivos a los equipos campeones alaveses. Porque este Deportivo Alavés, pese a perder en el Westfalenstadion, es un equipo campeón. ‘... para poder, el gran triunfo alcanzar!”.

FRASES

Muchas frases alabaron la gesta albiazul: “El Alavés elevó a los altares futbolísticos la más hermosa de cuantas derrotas haya habido”. “Cosechó la admiración, acaparó el unánime agradecimiento por hacer de la disputa balompédica el ensalzamiento de la suma de todos los valores deportivos”.

PARTIDO DE LIGA

El Alavés tuvo que enfrentarse al FC Barcelona (0-1) en Mendizorroza, en partido de Liga, el sábado 19 de mayo a las nueve y media de la noche. “No sé si nos durará la gasolina para aguantar los noventa minutos” (’Mané’).

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