on temporadas convulsas en el Deportivo Alavés, las de mediados de los años setenta del Siglo XX. Grandes empresarios e industriales de éxito, sobresalen las figuras de Arregui y Arcaute, comandan la Junta Directiva albiazul, pero en el fútbol no consiguen dar con la tecla, pese al esfuerzo, dedicación y, sobre todo, dinero, que invierten en el club. Al segundo intento, temporada 1973-74, logran que el equipo deje la Tercera y ascienda a Segunda en Getafe.

La temporada 1974-75 es un verdadero caos a todos los niveles. Treinta y tres futbolistas juegan, al menos un partido, en el campeonato liguero de Segunda. Tres técnicos pasan por el banquillo en Liga y otro, García Verdugo, dirige la preparación de la promoción de descenso frente al Levante de Caszely y Daucik. Para la temporada 1975-76 se contrata, como gerente, a una persona del prestigio de Txema Zárraga, ganador de cinco Copas de Europa (Champions League) con el Real Madrid como futbolista, y que había llevado la gerencia del Málaga y Valencia. De su mano llega como entrenador, el hispano-marroquí Abdallah Ben Barek. También Zárraga ficha a un jovencísimo argentino, Jorge Valdano, y a otro argentino más veterano, Adorno, éste con brillantes temporadas en el Valencia. En la plantilla se produce, además, la llegada de futbolistas con prestigio.

El cambio de cara y de imagen en el Deportivo Alavés es importante, pero a la hora de la verdad el equipo no funciona y desde el principio del campeonato, casi siempre, ocupa posiciones de descenso directo, llega a ser colista en alguna jornada, o de promoción. Los nervios están a flor de piel en todos los estamentos del club, nervios que se van incrementando a medida que concurren circunstancias negativas. Primero son los problemas que tiene Adorno en su documentación como oriundo y que apenas le permiten jugar. El paraguayo Ortigosa realiza unas fuertes declaraciones a un medio escrito de Barcelona: "Hay un mal ambiente en el equipo y es una de las causas que nos han llevado a la posición que ocupamos".

El 14 de marzo de 1976 la afición se harta, se pierde frente al Recreativo onubense (0-1), y Mendizorroza se llena de almohadillas y pañuelos blancos. La Directiva sanciona a cada jugador con 25.000 pesetas (150 €). El domingo 18 de abril el Alavés, fuera de los puestos de descenso y promoción, se enfrenta al líder Burgos (2-0) en El Plantío burgalés. La prensa da como titular a Valdano e incluso Ben Barek, cuando el equipo llega a Burgos, la tarde del sábado, comunica a los periodistas que mantiene la duda de Valdano o Aranburu en el eje de la delantera. Todo estalla cuando los medios de comunicación alaveses, comprueban que Valdano no está en la alineación titular ni tampoco de reserva. Se pregunta y nadie sabe nada. Tras el partido, en sala de prensa, se le inquiere a Ben Barek y responde: "A Valdano lo envié a casa por una cuestión de indisciplina provocada en el entrenamiento de ayer en Haro".

El técnico informa del incidente a la Directiva, que el lunes 19 reunida de urgencia, decide sancionar al futuro campeón del mundo con 100.000 pesetas (600 €), por desconsideración con un compañero y el entrenador. Los hechos suceden el sábado 17 de abril en el entrenamiento matinal en el campo de El Mazo, de la localidad riojana de Haro, donde entrena el equipo para preservar el césped de Mendizorroza. En el partidillo preparatorio se produce un choque entre Bea y Valdano y éste último recrimina al defensa. Ben Barek pone paz y manda al argentino a la ducha y éste ofende de palabra a su entrenador. Inmediantamente, Jorge es expulsado de la concentración y no viaja a Burgos. Valdano, en gesto que le honra, admite de inmediato su culpa, acepta la multa y 49 días más tarde, un gol suyo evitará el descenso del Alavés a Tercera.

"Hay cierta violencia en la adaptación de un chico de 19 años que pasa del fútbol sudamericano al fútbol europeo y de una sociedad como la de Rosario a una sociedad como la de Vitoria. Todo eso lo procesé bien, pero estaba en un estado de irritabilidad constante. Parecía un rebelde, pero no lo era".

Ben Barek: "Una extraordinaria persona. Un amigo antes que entrenador". 'Joseíto': "Fue con el que tuve una relación más abrupta, más cambiante". Aranguren: "Mandaba desde la complicidad".

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