o tengo términos para definir y explicar la locura que fue la temporada 1974-75 en el Deportivo Alavés. El conjunto albiazul volvía a la Segunda División después de haberla perdido al finalizar la campaña 1968-69 y regresaba a la misma tras visitar el infierno de la Regional, un ascenso a Tercera (1970-71) y un nuevo ascenso a Segunda (1973-74). Y para explicar aquella locura necesitaríamos muchos trazos narrativos: comenzó la temporada como entrenador el técnico que consiguió el ascenso, Román Galarraga; su sustituto tras ser cesado fue el que era gerente del club hasta entonces, Iñaki Eizaguirre, y la acabó dirigiendo desde el banquillo a los jugadores albiazules Victoriano Tito Reyes, el hombre orquesta (gerente, secretario técnico, entrenador, hombre fuerte de la directiva, máximo responsable técnico albiazul…). Pero no acaba la locura aquí.

El equipo, al finalizar la temporada regular de Liga, tuvo que disputar una promoción de descenso-ascenso con el Levante, afortunadamente saldada con la permanencia, y en la concentración promocional llevó la voz cantante Javier García Verdugo, que había sido cesado en el Nàstic de Tarragona en diciembre de 1974. La locura no finaliza con los datos anteriores. ¡33 futbolistas llegaron a vestirse de albiazul en la temporada 1974-75! ¿Caso único en la historia del fútbol mundial? No lo sé, pero cerca andará. A lo largo de la campaña, las entradas y salidas de futbolistas eran constantes y el vestuario albiazul parecía el camarote de los hermanos Marx. Fue la primera temporada en la que el Deportivo Alavés contó con jugadores foráneos, admitidos oficialmente por la Federación Española, y a comienzos de la misma fueron de la partida en las alineaciones alavesistas los uruguayos Cruz y Gómez, pero esto se relatará otro día.

A lo largo de la temporada, ya iniciada la Liga, fueron llegando refuerzos: Catalán y Rodri (Sevilla), Aranburu (Betis), Moreno (Salamanca), Ciudad (Cartagena), Cervera y Castillo (Deportivo de la Coruña), López (Murcia) y Martín Vila (Valencia). Pero el movimiento, mediada la campaña, que acapara la atención de los seguidores es la contratación del paraguayo Celso Ortigosa. El domingo 19 de enero había llegado a la Estación del Norte, acompañado de su manager, el armenio Arturo Bogossian, un número uno en la contratación y transferencia de jugadores sudamericanos.

El mismo día de su llegada, el nominado mejor jugador de Paraguay en 1974, presencia en Mendizorroza la victoria de sus futuros compañeros ante el Barcelona-Atlético (3-0). Ortigosa en varios partidos amistosos demuestra sus dotes futbolísticas, pero la documentación para la tramitación de su ficha tarda en llegar. El lunes 3 de marzo, tras la aprobación de su expediente por parte de la Federación Española, se convierte en jugador del Deportivo Alavés.

El 9 de marzo se produce su esperado debut con el equipo de Mendizorroza, en un campo y rival viejos conocidos de los albiazules: Lasesarre y Barakaldo. El resultado es de empate (0-0) y el escuálido punto no le sirve al conjunto albiazul para salir de la zona de descenso, jurisdicción en la que vive el Deportivo Alavés, casi, desde el principio de temporada. Junto a Ortigosa, debutan como alavesistas en Liga el portero sevillano Rodri y el lateral derecho valenciano Martín Vila, éste ya lo había hecho en el Campeonato de España, y está en la tribuna el recién fichado Castillo, que debutará una semana más tarde.

El paraguayo Ortigosa da inicio a la primera de sus tres temporadas con los de Mendizorroza, ya que a comienzos de la campaña 1977-78 será traspasado al Cádiz C.F. en unión del gaditano Paco Baena y con los de la Tacita de Plata debutará en Primera.

“Todas las miradas estaban puestas en el debut del paraguayo Ortigosa, al que no le dio posibilidad de lucimiento su secante Oñaederra. Es un jugador rápido y hábil y hay que esperar que vaya cogiendo el ritmo de la competición por propia inercia, sin agobios”.

“Ortigosa tiene que jugar mucho más. El campo no le iba y además ha tenido un férreo marcaje. Aún no tiene conjunción con sus compañeros, aunque haya entrenado con ellos. Tiene que darnos grandes tardes”.

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