eportivo Alavés y Osasuna se enfrentan en Mendizorroza el 18 de mayo de 1980. Es la 36ª jornada, con ella quedan tres para el final, del Campeonato de Liga de Segunda de la temporada 1979-80. Ambas escuadran sueñan aún con ascender a Primera y tanto albiazules como rojillos se encuentran a dos puntos de la tercera plaza, ocupada por el Castilla que no puede ascender, última que da derecho al ascenso.
La referencia es el Castellón, que adelanta a alaveses y navarros en un punto. Mendizorroza se viste con sus mejores galas en aquella tarde de mayo, registrando una gran entrada con la presencia de miles de seguidores osasunistas, que dejan su impronta en las calles de la vieja Gasteiz para satisfacción del gremio de hostelería. Osasuna vence por 0-2 y los caminos de ambos clubes tomarán caminos bien diferenciados.
El conjunto de El Sadar asciende a Primera al finalizar la temporada, completará su primera racha de catorce campañas consecutivas (1980-81 a 93-94), luego vendrá otra (2000-01 a 13-14), entre los grandes de nuestro fútbol, mientras que el Deportivo Alavés tiene que permanecer en Segunda y sin solución de continuidad irá bajando a los infiernos futbolísticos.
En la temporada 1986-87 los albiazules vuelven a disputar la Liga de Tercera, tras haber conocido anteriormente, por primera vez en su historia, la Segunda B. El sábado 28 de enero de 1989, temporada 1988-89, mientras el Real Madrid visita El Sadar, séptimo contra primero, el Deportivo Alavés juega en Gobela el domingo 29, frente al histórico Arenas de Guecho (0-0), en partido del Grupo IV de Tercera.
El encuentro entre Osasuna y Real Madrid tiene que ser suspendido por el colegiado Socorro González en el minuto cuarenta y tres, dos minutos antes del descanso, por el lanzamiento masivo de objetos, primero, sobre el área de la portería que defiende el meta gallego del conjunto madrileño Paco Buyo y, poco más tarde, por un petardo, que estalla cerca del propio Buyo sin alcanzarle.
Los jugadores del Real Madrid toman el camino de los vestuarios y el colegiado tinerfeño suspende el encuentro minutos más tarde. El Comité de Competición castiga a Osasuna: lo que resta de jugarse contra el Real Madrid a puerta cerrada y en campo neutral; tres partidos oficiales de cierre de El Sadar y 200.000 pesetas (1.200 €) de multa. Los minutos que faltan por jugarse del partido frente al Real Madrid (1-1 al final) se disputan en La Romareda y para los tres partidos de cierre los rectores navarros eligen Mendizorroza.
Mientras, el Deportivo Alavés pelea duramente por esos campos de Tercera de la mano de Juan Mari Begoña, padre de Ibón Begoña. El 19 y 22 de febrero y 5 de marzo, son las fechas de los encuentros que se juegan en el campo del Paseo de Cervantes, actuando Osasuna como local. Valladolid (0-2) en Liga, Celta (1-0 y 3-4 penaltis) en Copa y Murcia (1-0) de nuevo en Liga, son los encuentros que acoge Mendizorroza.
En todos ellos hay una masiva presencia de seguidores navarros, pero el partido que rompe moldes es el del 5 de marzo. 10.000 aficionados osasunistas a los que se unen otros 10.000 alaveses, llenan por completo el viejo campo. La comunión entre ambos grupos es completa y se oyen gritos al unísono de: ¡Alavés y Osasuna!
La mañana del partido Vitoria es un hervidero de gente. Bares y restaurantes no dan abasto, llegando a comentar la gente: “¡Esto parece la Blanca o San Fermín!”. Ese día, el sagaz y perspicaz Gonzalo Antón, empresario hostelero, toma nota de lo que acaece en Vitoria. Vislumbra negocio para el sector e irá pergeñando su hoja de ruta para desembarcar en Mendizorroza y tomar el poder del Alavés. El denominado Grupo de los Hosteleros entra en acción.
CHIQUILÍN
Uno de los personajes que más llamó la atención en esas jornadas de convivencia entre albiazules y rojillos, fue la figura de Carlos Sota el seguidor navarro apodado ‘Chiquilín’. Su ritual de animar a Osasuna subido a lo más alto de las vallas del campo, no pasó desapercibido para nadie.
No solo bares y restaurantes gasteiztarras hicieron su agosto el 5 de marzo. Osasuna recaudó en taquilla cerca de 7 millones de pesetas (42.000 €). Una excelente cifra teniendo en cuenta que los socios rojillos no pagaban.
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