ños antes de que el protagonista que nos ocupa llegase al Deportivo Alavés, el conjunto albiazul ya trató de incorporarlo a su disciplina, vía cesión, pero el club que tenía sus derechos federativos, el Athletic Club, dijo no. Corría la temporada 1981-82, en concreto el 2 de diciembre de 1981, cuando se realizaron las gestiones para que Julio Salinas llegase a Mendizorroza, era entrenador albiazul José María García de Andoin y el equipo estaba situado en plaza de descenso directo a Segunda División B, puesto de descenso que ocuparía al final de la liga y que el castigo administrativo sufrido por el Burgos CF evitaría. Aquellas gestiones se saldaron sin éxito, pero Julio podía esperar. Tampoco la anterior gestión es la única realizada por el Deportivo Alavés sobre un miembro de la familia Salinas, ya que en el mes de junio de 1998 los albiazules se interesan por el menor de la saga, Patxi, pero éste decide colgar las botas e iniciar su carrera en los banquillos dirigiendo al RC Celta juvenil. 17 años más tarde de aquel primer intento, Julio Salinas, que acaba de regresar de Japón de jugar en el Yokohama Marinos, recibe una llamada de Ángel Garitano, Ondarru, el alter ego de Mané, en la que le indica que el míster quiere mantener una reunión. En cinco minutos se cierra el pacto. Corre el mes de diciembre de 1998.

Con 36 años recala, por fin, en el Deportivo Alavés y cuando finalice su periplo albiazul, allá por el mes de mayo de 2000, habrá merecido la pena haber esperado tantos años por Julio Salinas. Llega al conjunto de Mendizorroza un futbolista con un palmarés envidiable y extraordinario: Ligas, Campeonatos de España, Supercopas de España y Europa, Champions League, Recopa de Europa y Supercopa de Europa, además de ser 56 veces internacional absoluto, desde enero de 1986 hasta junio de 1996, con cinco equipos diferentes: Athletic, Atlético de Madrid, Barcelona, Deportivo y Sporting, marcando 23 goles y siendo, por aquellas fechas, el tercer máximo goleador de la Selección tras Butragueño y Di Stéfano. Además, disputó tres Mundiales y dos Eurocopas de Naciones y fue internacional en categorías inferiores.

La expectación, sorpresa y estupor que levanta el primer fichaje invernal del Deportivo Alavés en la temporada 1998-99, se demuestran en su presentación como albiazul el 14 de diciembre. La sala de prensa se encuentra completamente atestada por los medios de comunicación. Dos de las frases que dice en su exposición representan el ideario personal y futbolístico de Julio Salinas y ambas frases las cumplirá de sobra: "No he venido a robar a nadie, ni a pegar un atraco" y "solamente me tienen que pedir goles". La tercera frase que manifiesta en su presentación no permitirá que ocurra: "Si en 15 días el Deportivo Alavés no está contento conmigo, me voy a casa tranquilamente".

Para verle vestido de albiazul hay que esperar. El transfer internacional desde Japón no llega y el bilbaíno se pierde los partidos frente al Salamanca (1-0) en Mendizorroza y FC Barcelona (7-1) en el Camp Nou. Por fin el 8 de enero de 1999, a las tres horas de la madrugada, llega el dichoso papelito. Todo está en regla y un juvenil, totalmente ilusionado, con 36 años, se apresta a debutar con su sexto equipo en Primera División. El 10 de enero, bajo la nieve, Julio Salinas se convertía en el futbolista más longevo en debutar con la albiazul en Primera, superando entonces a Alberto Albistegui. El rival, el RCD Espanyol y el resultado, el de empate (1-1). Julio Salinas juega los 90 y deja su impronta futbolística forzando el penalti que transformará Pablo Gómez para igualar el gol perico de Capdevila

En el día que también debuta el ex internacional Alberto

Belsué, procedente del Real Zaragoza, Mané dice: "Tanto Belsué como Julio Salinas han realizado un buen partido, un debut correcto, pese a la inactividad que llevan. Con partidos y minutos tienen que ofrecernos buenas prestaciones".

"No puedo estar satisfecho del todo ya que el equipo no ha

logrado la victoria. No he tocado muchos balones, pero en el aspecto físico me he

encontrado muy bien".

10 de enero de 1943

Último partido liguero de la temporada 1942-43, Segunda División, y primera victoria albiazul.

10 de enero de 1954

3.000 aficionados albiazules no pueden desplazarse a Ipurua, a

causa del temporal de nieve.

10 de enero de 1965

El capitán Juantxo Gorospe, ante la ausencia del entrenador, dirige a sus compañeros desde el banquillo.

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