Arrancar una nueva etapa con buen pie es fundamental. No porque el primer paso sea definitivo, aunque, en la situación del Deportivo Alavés, casi que cualquier partido puede serlo, pero sí debido a la motivación que aporta un primer triunfo para afrontar las siguientes semanas de trabajo. Por desgracia, la escuadra babazorra no solo no ganó, sino que dejó escapar un punto en El Sadar, donde Osasuna fue superior y puso la puntilla, por medio de Ante Budimir, en el tiempo de descuento (1-0).

En su estreno como albiazul, el técnico salmantino optó por no agitar demasiado el árbol. Ximo Navarro, en detrimento de Rubén Duarte; Manu Vallejo, en lugar del lesionado Pere Pons; y la titularidad de Mamadou Loum, que sentó a Tomás Pina en el banquillo, fueron las tres novedades de un once que volvió a dibujar ese clásico 4-4-2 que tanto ha caracterizado al Glorioso en los últimos años.

Ahora bien, regresar a la zona de confort no hizo que el Alavés ofreciera, al menos durante la primera mitad, una actuación lo suficientemente buena en feudo rojillo. Salvo por un cabezazo de Joselu que se marchó alto nada más comenzar el derbi, los pupilos de Velázquez se mantuvieron muy conservadores y, en consecuencia, dieron alas a un Osasuna que pronto se desperezó y empezó a mirar con deseo la portería defendida por Pacheco.

Por fortuna, los locales se encontraron con la mejor versión del pacense. Esa que no tuvo que aparecer para evitar el tanto de Lucas Torró, cuyo testarazo, pese a la poca oposición de la zaga gasteiztarra, no vio meta, pero sí en el momento que el colegiado Muñiz Ruiz señaló, después revisar la acción en el VAR, una mano de Ximo dentro del área. Algo que sucedió en el minuto 39 y que terminó con Rubén García lamentándose en el punto de penalti ante la gran estirada del guardameta alavesista.

Tras el paso por los vestuarios, el guión no cambió demasiado. Los hombres de Jagoba Arrasate siguieron dominando la pelota, aunque sin demasiado acierto arriba, y esto permitió que los vitorianos tuvieran sus ocasiones al contragolpe. Primero a través de Luis Rioja, que, sin demasiado ángulo, disparó a los pies de Herrera; y, posteriormente, por medio de Joselu, cuyo remate con el exterior ni siquiera consiguió asustar al arquero del cuadro navarro.

Durante el derbi, el técnico salmantino probó las dos formaciones que había empleado antes Mendilibar: el 4-4-2 y el 4-3-3

Sin embargo, ninguna de esas dos oportunidades estuvo cerca de ser la más clara del Alavés. Esta, en concreto, no se dio hasta el minuto 80, cuando, en otro gran contraataque, el atacante sevillano volvió a plantarse en el área rojilla y, con todo a favor para asistir al nueve gallego, tardó demasiado en tomar una decisión y terminó tirando por la borda las esperanzas de todos los aficionados albiazules que se habían desplazado a tierras pamplonicas.

En ese momento, el empate ya se veía como un resultado insuficiente, pero el desenlace fue aún peor. Ya en el tiempo de descuento, y haciendo honor al dicho popular de "a perro flaco todo son pulgas", Ximo cometió un grave error al no despejar un balón suelto y Manu Sánchez, mucho más avispado que el granadino, recogió la pelota y asistió al segundo palo para que Ante Budimir, al que le habían anulado un tanto por fuera de juego, marcara el definitivo 1-0.

A LA DERIVA A raíz de esta derrota, el Alavés va a seguir ocupando el farolillo rojo de LaLiga y la realidad es que, si algo le mantiene en Primera División, son las matemáticas. La distancia respecto a los puestos de permanencia es de siete puntos a falta de 21 para la conclusión y hay varios duelos directos en el camino que pueden permitir reducir esa desventaja.

No obstante, no hay nada en el aspecto futbolístico a lo que agarrarse. Velázquez no ha logrado el cambio de actitud que se esperaba con su fichaje y el equipo sigue navegando rumbo a Segunda como lo hacía con José Luis Mendilibar.

EL ENTRENADOR

0 Velázquez El Deportivo Alavés visitó El Sadar con un nuevo inquilino en su banquillo, pero nada indicó que algo hubiera cambiado. Los babazorros se mostraron igual de inofensivos en ataque que con Mendilibar y cometieron los mismos errores en defensa que ya les habían condenado previamente. Además, fuera de lo estrictamente futbolístico, el técnico salmantino tampoco logró transmitir ansia de victoria a sus pupilos.