Los últimos enfrentamientos entre el Deportivo Alavés y el Betis acostumbran a ofrecer la máxima igualdad sobre el terreno de juego. No obstante, lo que ha declinado la balanza en estos mismos enfrentamientos ha sido precisamente la individualidad de aquellos futbolistas que, por sus privilegiadas condiciones, tienen el don para solventar la papeleta en situaciones delicadísimas.

Dentro de ese prestigioso conglomerado de futbolistas destaca, por ejemplo, Nabil Fekir, quien, sabedor de su técnica innata, se ha echado el equipo a las espaldas en un sinfín de ocasiones.

Aun así, otro de los factores que resultan determinantes en estos choques es la presencia de aquellos jugadores que, simplemente, tienen tomada la medida al equipo rival. Ahí es donde entra Borja Iglesias, también conocido como el Panda y por el que el inminente rival del Alavés pagó en su día la friolera de 28 millones de euros al Espanyol.

Y es que a pesar de que no esté cuajando una buena temporada ni firmando unas cifras goleadoras deslumbrantes, el de Santiago de Compostela se ha convertido en uno de esos futbolistas a los que el Alavés no quiere ver ni en pintura como coloquialmente suele decirse en estos casos.

De hecho, el antiguo canterano del Celta ha anotado tres dianas en las siete ocasiones en las que se ha enfrentado al conjunto alavés, uno de sus rivales más propicios de Primera y al que le ha cogido la medida. Laguardia y Miazga, la previsible dupla de centrales por la que apostará Mendilibar en tierras hispalenses, deberán estrechar su vigilancia sobre él si es de la partida en las filas locales o cuando actúe como revulsivo.

No obstante, el rendimiento del ex del Zaragoza ha decrecido en el presente curso. Es cierto que Iglesias ha disputado 16 partidos ligueros, pero en los últimos tiempos se ha visto eclipsado por un Willian José que le ha ganado la partida bajo las órdenes de Manuel Pellegrini.

VERDUGO POR PARTIDA DOBLE

El precedente más reciente entre ambos remite a la novena jornada del presente curso, cuando al Glorioso se le escurrió el empate en los últimos minutos tras un gol de Borja Iglesias, que no tuvo más que empujar a la red un medido servicio del incombustible Joaquín desde la banda derecha. Fue, sin duda, un tanto que cayó como un jarro de agua fría en un estadio de Mendizorroza que veía con buenos ojos el punto ante el Betis. Sin embargo, esa ocasión no ha sido la única en la que el ariete gallego le ha aguado la fiesta al Alavés.

En el pasado curso, en una fase en la que Abelardo era el técnico del conjunto babazorro, el Alavés vivió uno de los episodios más dramáticos en el Benito Villamarín. En apenas treinta minutos de juego el Glorioso se adelantó por 0-2 gracias a los tantos de Joselu y Méndez, pero la media hora final resultó ser una pesadilla para los gasteiztarras.

Replegados y a expensas del caudal ofensivo verdiblanco, fue en el minuto 61' cuando Borja Iglesias anotó el momentáneo 1-2 que llenó de esperanzas al Betis. Esa fe resultó ser determinante porque en el 81' Joaquín puso el tanto del empate y en el 88', otra vez Iglesias se encargó de darle la vuelta al partido.

Pero en las filas verdiblancas también se encuentra otro futbolista que sabe de sobra lo que es marcarle al Alavés. De hecho, al igual que Iglesias, Joaquín ha batido la portería del Glorioso en otras tres ocasiones. Venido a menos en las últimas temporadas por la evidente cercanía al ocaso de su carrera, el gaditano supone una pieza clave en lo que al colectivo se refiere. Él es uno de los encargados de mantener las sinergias positivas en el Villamarín. Por tanto, es irrefutable que el Alavés tendrá ante sí un escenario de lo más complejo para lograr los tres puntos que den cierto respiro a una escuadra que en apenas dos semanas se ha reforzado en tres posiciones de máxima necesidad.