Quién le iba a decir al Alavés hace cuatro jornadas que iba a llegar al parón de selecciones pletórico y con la salvación varios puestos por debajo. Un gol de Joselu en el descuento contra el Levante hizo estallar Mendizorroza y sirvió para que el Glorioso en un duelo no exento de sufrimiento.

Ambos equipos pusieron toda la carne en el asador desde el arranque del partido, conscientes de la importancia de un duelo contra un rival directo en la pelea por la permanencia. La intensa presión en campo rival por parte de los dos equipos impidió que sucedieran demasiadas cosas durante los primeros diez minutos, más allá de dos tiros desde fuera del área de Malsa y Pons y una llegada hasta línea de fondo de Rioja. La falta de contundencia del Levante atrás hacía pensar que el primer gol podía caer del lado local, pero ocurrió todo lo contrario. En una jugada aislada, Malsa envió un balón largo a la espalda de la defensa y por allí apareció Jorge de Frutos, que, aprovechando la salida en falso de Fernando Pacheco, no tuvo más que picar el balón con la cabeza por encima del extremeño para abrir el marcador y adelantar al conjunto valenciano.

A partir de ese momento, a los gasteiztarras no les quedó otra que llevar la iniciativa del equipo y lanzarse al ataque, mientras el Levante esperaba cualquier oportunidad para salir al contraataque aprovechando la velocidad de Morales y De Frutos. Durante los diez minutos siguientes al gol el Alavés acechó la portería de Cárdenas, especialmente mediante jugadas a balón parado. Sin embargo, con el avance de la primera mitad, los de Pereira fueron llevando el partido al fango, con muchas interrupciones con faltas y pérdidas de tiempo, lo cual provocó que no ocurriera nada reseñable hasta el descanso, excepto una dura entrada a Rioja que, por fortuna, quedó en nada.

PENALTI SALVADOR

El cuadro babazorro salió con la intención de ser más agresivo en la segunda parte, pero solo logró acercarse mediante centros laterales que no lograron encontrar rematador. Calleja intentó agitar el árbol con los cambios, pero el guion no cambiaba. Edgar Méndez sustituyó a Pellistri y Manu García entró en lugar de Toni Moya para colocarse en la mediapunta, mientras que poco después dobló la apuesta quitando a un centrocampista como Pere Pons para introducir a un delantero como Guidetti.

Siguió incidiendo el Glorioso y encontró su recompensa en una jugada que no llevaba peligro, pero en la que Jorge de Frutos cometió un penalti muy inocente sobre Duarte, que se cruzó por delante del canterano del Real Madrid justo en el momento en el que iba a despejar, llevándose una patada a la altura del pecho. Al árbitro no le tembló el pulso y tampoco a Joselu, que transformó el lanzamiento desde los once metros con un fuerte disparo a la derecha que golpeó en el palo antes de cruzar la línea de gol.

Tras el gol del empate el partido enloqueció. Las tablas no servían a ninguno de los dos y el Alavés, crecido por el gol y el empuje del público, no se conformó con el punto y siguió apretando. Eso permitió que el Levante encontrara más espacios al contraataque y estuvo a punto de darle un susto en el minuto 81 a los locales en una llegada de Dani Gómez en velocidad por la banda derecha, pero Pacheco, que no había estado bien en el resto del partido, sacó una gran mano para salvar a su equipo.

Pasaron diez minutos sin ocasiones claras por parte de ninguno de los dos conjuntos y, cuando el reparto de puntos ya no cotizaba en las apuestas, llegó el segundo de Joselu, con un cabezazo imperial que desató la euforia en las gradas de Mendizorroza. Guidetti controló a duras penas en el borde del área, encontró a Martin Aguirregabiria abierto en banda y este centró para que Joselu, en el primer envío bien dirigido que le llegó en todo el encuentro, se adelantara a su marca y enviara un obús a la escuadra derecha de la portería defendida por Cárdenas.

Era el minuto 91 y no hubo tiempo para la reacción del Levante, que dejó el terreno de juego hundido mientras el Alavés, pletórico, sigue elevándose en la tabla y mira ya el descenso por encima del hombro.