El Deportivo Alavés tendrá hoy, a partir de las 19.00 horas, en Mendizorroza la oportunidad de sumar su segunda victoria consecutiva y la tercera en un curso que comenzó de la peor forma posible. Además, de guardar a buen recaudo los tres puntos en el feudo alavesista, la distancia respecto a los equipos que delimitan los puestos de la permanencia podría reducirse a tal punto que el Glorioso tendría ante sí la oportunidad de salir de la zona de descenso por primera vez en lo que va de temporada.

Todo ello contra un rival que -a priori- estará navegando por las mismas aguas turbulentas que el conjunto babazorro. Es por ello que el choque entre vitorianos e ilicitanos se antoja crucial para consolidar la progresiva mejoría colectiva y alimentar la autoestima de un grupo renacido nuevamente tras la sufrida victoria ante el Cádiz, donde los guerreros albiazules protagonizaron un auténtico ejercicio de supervivencia.

Por su parte, la escuadra dirigida por Fran Escribá aterriza en Vitoria después de lograr un valioso empate ante el Espanyol. Los franjiverdes comenzaron ganando el partido ante el conjunto periquito a través de un disparo al borde del área de Lucas Boyé, pero en la segunda parte y en apenas dos minutos, el Espanyol le dio la vuelta a la tortilla con las dianas de Morlanes y Raúl de Tomás. Ya en el tramo final, Benedetto marcó el tanto del empate mediante un rebote de la zaga blanquiazul, y el choque pudo concluir con victoria local de no ser por la providencial parada de Diego López en el último suspiro.

El Alavés recibe sin margen de error a un Elche que, indudablemente, se ha hecho fuerte para la presente temporada con la premisa de no sufrir tanto como lo hizo en la anterior. La institución ilicitana, presidida por el empresario argentino Christian Bragarnik, realizó cerca de doce fichajes para su segundo curso consecutivo en la élite del fútbol. Entre sus incorporaciones de mayor renombre se encuentran el ariete Lucas Boyé, los centrocampistas Omar Mascarell e Iván Marcone, Darío Benedetto -curiosamente atesora acciones del mismo club-, Javier Pastore y, por supuesto, Lucas Pérez. Estos jugadores proporcionan un plus de versatilidad a un equipo en el que sus mayores virtudes aparecen en la zona de tres cuartos. La polivalencia que ofrecen delanteros de diferentes perfiles ha permitido a Escribá asestar golpes a los rivales a través de los contragolpes y el disparo de fuera del área, sin obviar el olfato goleador de sus puntas de ataque.

Sin embargo, las flaquezas de la escuadra ilicitana se encuentran en la retaguardia ya que la vocación ofensiva de sus laterales -Mojica y Barragán- permite a los rivales amenazar los espacios que dejan en los carriles. Por tanto, el Alavés debería generar el mayor peligro por medio del vertiginoso ritmo de Luis Rioja y del futbolista que ocupe el extremo derecho, puesto que en las últimas jornadas ha sido ocupado por Pellistri. El extremo uruguayo, negado ante el marco rival en los dos últimos compromisos, podría verse desplazado hoy de la titularidad por un Edgar ya con mejor tono físico.

Alavés y Elche ya midieron sus fuerzas el pasado ejercicio con un triunfo por barba. La visita del conjunto ilicitano a Mendizorroza se saldó con victoria visitante (0-2) mientras que en la vuelta la escuadra de Calleja devolvió el mismo resultado gracias a los tantos de Rioja y Joselu.

Respecto a la diferencia en la tabla clasificatoria, la distancia que separa a ambos es de cuatro puntos, por lo que hacerse con esta nueva victoria se antoja crucial para los intereses albiazules. Más aún teniendo en cuenta que los pupilos de Calleja estarán arropados por el incansable aliento de la afición alavesista. De no perderle la cara al partido y sumar los tres puntos, la próxima visita al Camp Nou se afrontaría con un optimismo de tal calibre que nadie podría renunciar a una gesta de dimensiones siderales ante un Barcelona lejos en su mejor nivel.

En definitiva, una nueva final en Mendizorroza con muchos alicientes en juego. Tras el subidón que supuso la victoria en Cádiz, cualquier recaída sería mortal de necesidad para un Alavés obligado a dar una alegría a su afición.