En el comienzo de su segunda temporada en el Athletic, Jon Morcillo ha visto rebajada su cuota de participación de un modo drástico. Convocado por Marcelino en todas las jornadas, su presencia en el campo resulta casi testimonial. Ha intervenido en tres encuentros, siempre en las segundas partes y para sumar media hora de competición, en concreto 33 minutos repartidos contra el Barcelona, el Atlético de Madrid y el Rayo. De los jóvenes que durante la campaña precedente tuvieron cierta continuidad, tanto con el actual técnico como con Gaizka Garitano, es con diferencia el que peor parado sale. Aparte de ser el menos utilizado, es el único que aún no ha sido titular. Ni siquiera tuvo sitio ante el Rayo, cita donde se registraron hasta seis novedades y se estrenaron de inicio Villalibre, Zarraga o Nico Williams.

Nunca se sabe porque el fútbol depara situaciones inesperadas, giros que desbaratan inercias y previsiones. En este supuesto habría que incluir por ejemplo lo ocurrido con Iñigo Lekue, por quien nadie apostaba en pretemporada y sin embargo se ha convertido en uno de los fijos. El lateral se halla en la parte alta del ranking de minutos disputados, antecedido únicamente por Iñigo Martínez. Pero por ahora cuesta imaginar que las opciones de Morcillo vayan a experimentar un vuelco, al menos en el corto plazo.

Se diría que su posición en las preferencias de Marcelino ha sufrido una caída en picado. Ha dejado de ser una alternativa interesante y apenas logra asomarse en la rueda de sustituciones pese a que persista la norma que contempla cinco por partido. Para entender el nuevo estatus del extremo zurdo, hay que analizar qué novedades ha habido en la plantilla. La principal se llama Nico Williams, debutante en el tramo del curso previo que en el vigente desempeña el rol de primer recambio en las demarcaciones ofensivas.

El menor de los Williams ha tomado parte en los siete compromisos celebrados y acumula ya más de 200 minutos de liga. Suele ubicarse en la banda opuesta, la derecha, aunque es obvio que en él tiene Marcelino a su revulsivo favorito para gestionar el tramo final de los partidos. Cuando Nico Williams entra, suele ser Berenguer quien se mueve al costado izquierdo, pero en un par de ocasiones ha sido Nico Serrano el que se ha colocado en dicha posición. En ambas, contra el Mallorca y el Valencia, Morcillo permaneció inédito. Lo descrito no explica del todo el hecho de que Morcillo juegue tan poco. Desde luego no deja de ser una realidad comprobable, pero quizá más significativo que la promoción de un recién llegado como Nico Williams, cuyos méritos o proyección no se cuestionan, sea que los servicios de Morcillo no hayan sido reclamados por el entrenador para cubrir un puesto que acapara en exclusiva Iker Muniain. Si Morcillo no tiene acceso a la titularidad con el deficiente rendimiento que ha ofrecido el capitán prácticamente en cada jornada, entonces puede afirmarse que lo tiene muy crudo.

Muniain ha sido reemplazado en seis de los siete partidos. Curiosamente, jugó entero el del Mallorca, también ese día su nivel pedía a gritos que dejase el campo y acabó siendo importante al servir los dos balones que valieron el triunfo. En el resto, ha defraudado, pero Marcelino no se apea del burro, siempre le pone de titular y le brinda así un trato que en absoluto se corresponde con sus méritos. Mientras, Morcillo habita en un segundo plano que, calculadora en mano, sería un tercer plano: de todos los futbolistas que han jugado hasta la fecha es el penúltimo de la lista, solo por delante de Serrano, un competidor directo. En este contexto no es extraño que cada vez que ha comparecido, Morcillo haya sido incapaz de reivindicarse. Acelerado y dubitativo, puede afirmarse que en esa media hora de que ha dispuesto no ha ofrecido algo con lo que convencer al técnico. No ha sido ni sombra del tipo que corre la banda con potencia, colabora con su lateral en el trabajo sucio y hace gala de un golpeo privilegiado.

Los 36 partidos, la mitad como titular, que enlazó tras debutar en la categoría son un registro que ahora parece muy lejano, aunque pertenezca a la temporada pasada. Formaba parte de un trío que generó expectación pensando en el futuro del equipo, de cara a la renovación del ataque. Sus estadísticas superaron con holgura las de Sancet y no anduvo muy lejos de las firmadas por Villalibre. Hoy no tiene sitio.