La actuación que el Deportivo Alavés ofreció ayer en el RCDE Stadium no dejó una sensación tan amarga como la de otras apariciones de esta misma temporada. Pese al inconcebible, por lo que había en juego, arranque del choque, en el que los periquitos lograron batir a Pacheco en dos acciones que no subieron al marcador por fuera de juego, el cuadro albiazul mantuvo el ritmo de los locales y, durante muchos minutos, se vio con opciones de estrenar su casillero de puntos. Sin embargo, en una noche en la que gran parte de la zaga cumplió con matices su labor, la parcela ofensiva volvió a mostrarse ineficaz y, sobre todo, falta de fútbol.

En ese sentido, es cierto que el Glorioso generó más ocasiones -y más claras- que en jornadas anteriores, pero esa capacidad de creación continúa siendo excesivamente insuficiente. Sobre todo, cuando la efectividad no es uno de los puntos fuertes de los atacantes del conjunto babazorro, que, tras haber disputado cinco partidos, aún no saben lo que es marcar si no es desde el punto de penalti. Algo que, en consecuencia, ha llevado a la escuadra albiazul a ser, con un solo tanto a favor, el equipo menos goleador de la máxima categoría.

Respecto a la leve mejoría mencionada, los principales artífices de esta fueron Manu García, Luis Rioja y Joselu. Después de iniciar el duelo contra Osasuna en el banquillo, el centrocampista asturiano regresó en Cornellá al once y, aunque jugó escorado a la banda izquierda como ya hiciera previamente en Mestalla, participó activamente en la transición del juego y fue el líder en los momentos en los que el cuadro gasteiztarra llevó el mando del encuentro. No obstante, su tarea pendiente sigue siendo mostrarse menos intermitente y ofrecer más llegadas a la medialuna.

El extremo sevillano, por su parte, volvió a ser el futbolista más enérgico y punzante del Alavés. El andaluz ocupó la banda derecha y tuvo varias apariciones interesantes aprovechando su capacidad para encarar el área con su pierna buena. Solo le faltó, eso sí, eficacia ante Diego López, que, en uno de los mejores acercamientos del once, solo tuvo que poner las manos debido al centrado disparo del jugador albiazul.

Finalmente, Joselu fue, una vez más, el sacrificado. El ariete gallego, como lleva sucediendo a lo largo de este arranque liguero, apenas tuvo opción de rematar a portería. Aún así, eso no le frustró y generó varias ocasiones de peligro. Todas ellas, además, idénticas. Tanto por la forma, balón peinado al punto de penalti; como por el resultado, un mal remate o anticipación de la defensa perica. Esto último, por ejemplo, lo tuvo que sufrir Miguel de la Fuente, que, tras sustituir a Manu García, pudo anotar el gol del empate.

Otro de los apartados ofensivos al que no está sacando provecho el Glorioso esta temporada es el balón parado. Las jugadas de estrategia, sobre todo en los primeros años de Javi Cabello, siempre habían dado un plus al conjunto vitoriano, pero, desde la campaña pasada, el rédito es más que mejorable en este sentido. Más aún, teniendo en plantilla futbolistas caracterizados por su físico y capacidad de remate de cabeza. Ahora bien, también es cierto que, desde la salida de Lucas Pérez al Elche, todavía no se ha encontrado un lanzador a la altura.