22 días de parón liguero dan para mucho. Sobre todo, cuando, antes de marcharte a ese impás, los resultados no te han acompañado. Las tres derrotas sufridas por el Deportivo Alavés en agosto sumieron a Javi Calleja en un profundo letargo en busca de una o varias teclas que, tocándolas ante Osasuna, le dieran al conjunto babazorro opciones de sumar su primer triunfo de la campaña, pero ni siquiera hubo opción.

El preparador madrileño ofreció a Mendizorroza, ya con un color y ambiente más afín al habitual, un once con siete novedades respecto al trágico duelo de Mestalla. Además, salvo las entradas de Sivera y Laguardia, obligadas por las ausencias de los lesionados Pacheco y Lejeune, cada decisión técnica fue tomada con un afán de revolución inédito hasta ahora que, si hubiera tenido éxito, seguramente hubiese marcado la línea a seguir en los próximos partidos.

Sin embargo, de poco valió que futbolistas sin prácticamente minutos hasta el momento, como Toni Moya, Iván Martín y Sylla, fueran titulares. Al igual que tampoco sirvió de nada que Luis Rioja, uno de los protagonistas de la temporada pasada y también del arranque de esta, regresara al once. Porque, sin importar qué nombres estuvieran sobre el césped, el Glorioso volvió a evidenciar que no puede jugar como su entrenador quiere.

Ahora bien, esto último no se debe a que la idea de Calleja sea mala, que no es así, el principal problema es que ningún futbolista de la plantilla está preparado para llevarla a cabo. Y no por falta de tiempo, pues se ha tenido una pretemporada -sumada al parón- bastante larga, sino porque, simplemente, no existe esa capacidad en el vestuario. Algo que ha llevado, tanto frente a Osasuna como contra el Mallorca y el Valencia, a ver a un Alavés que está presente en los partidos, pero que no tiene capacidad para competir, hasta el punto de no crear ninguna ocasión, porque no sabe qué hacer para poner en práctica sobre el terreno de juego todo lo que entrena en Ibaia.

Además, lo peor de todo es que el calendario no va a ser amable con los albiazules a partir de ahora. Sin apenas tiempo para asimilar el varapalo de ayer, los albiazules deberán viajar el miércoles a Barcelona para enfrentarse a un rival directo por la permanencia como es el Espanyol y el sábado recibirán a todo un campeón de liga. Dos rivales, sobre todo el primero, contra los que el cuadro gasteiztarra está obligado a sumar si no quiere que viejos fantasmas del Paseo de Cervantes acechen de nuevo en el banquillo de Mendizorroza.

Como ya se ha comentado, dos de las novedades, aunque una de ellas fue obligada, que introdujo Calleja respecto al encuentro ante el Valencia fueron Sivera y Rioja y, en otro partido para olvidar del Alavés, ambos fueron lo único rescatable de la aciaga noche de ayer.

Pese a que encajó dos goles, el guardameta javiense, que no había tenido suerte en sus anteriores actuaciones, realizó varias buenas intervenciones que evitaron un resultado aún más favorable para los navarros. El extremo sevillano, por su parte, arrancó con energía el derbi y, asimismo, fue el único albiazul sobre el césped capaz de hacer temblar a la zaga rojilla y al casi inédito Sergio Herrera.

Los albiazules siguen sin saber cómo poner en práctica sobre el césped todo lo que ensayan en Ibaia a lo largo de la semana