En plena temporada y sin disponer del más mínimo margen de error como colchón de seguridad ante posibles equivocaciones resulta harto complicado llevar a cabo revoluciones radicales, aunque sea eso lo que aconseje un análisis pormenorizado de la situación. Probablemente por ello, la primera comparecencia oficial del nuevo Alavés de Javi Calleja -saldada con un esperanzador empate en San Mamés- se saldó con pequeños retoques puntuales y la intención de regresar cuanto antes a los orígenes que permitieron al Glorioso en años anteriores certificar el objetivo de la permanencia.

Una meta que ahora mismo se observa desde una preocupante lejanía pero a la que no se renuncia tras el paso adelante dado ante el Athletic. En este sentido, el nuevo preparador albiazul optó en su estreno por tratar de apuntalar al máximo los pilares que deben sostener el edificio para, paulatinamente, intentar añadir más ornamentos. La premisa fundamental para poder tener éxito en cualquier conjunto de las características del vitoriano pasa por fortalecer al máximo posible la retaguardia y desterrar los errores con consecuencias fatales de su repertorio.

Si el adversario de turno consigue un gol que tenga que ser después de emplearse a fondo para lograrlo. Y es que mantener la portería a cero es siempre sinónimo de buenas noticias. Algo que Pacheco no lograba desde el lejano 5 de febrero y que, tras siete partidos consecutivos teniendo que sacar al menos en una ocasión la pelota del fondo de la red, pudo repetir el sábado.

Es cierto que el trabajo defensivo albiazul no fue ni mucho menos perfecto y que el cancerbero extremeño debió emplearse a fondo en varias oportunidades para evitar que los rojiblancos aprovecharan alguna de sus claras oportunidades pero no lo es menos que, en conjunto, la seguridad de la retaguardia fue sensiblemente superior al de citas precedentes y esa mejora debe convertirse en el punto de partida para continuar con la mejoría.Fue precisamente en la zaga donde Calleja introdujo una de las novedades más significativas de su primera alineación, ya que relegó al banquillo al hasta ahora indiscutible Víctor Laguardia para dar entrada a Tachi. Además tampoco jugó el habitual Rubén Duarte, aunque en su caso por sanción, por lo que habrá que esperar a la próxima jornada contra el Huesca para comprobar qué decisión toma el técnico respecto al lateral zurdo.

En esa trascendental cita, sin embargo, el preparador albiazul estará obligado a introducir al menos una novedad respecto al once que alineó en San Mamés. Porque la tarjeta amarilla que vio Lejeune le obligará a perderse el choque por sanción. Como consecuencia, todo apunta a que Tachi tendrá continuidad en el eje de la zaga mientras que Laguardia disfrutará de una ocasión para reivindicarse.

Sean quienes sean los elegidos finalmente, lo que resulta incuestionable es que el equipo necesita fortificar el área de Pacheco como en sus mejores tiempos, porque únicamente conservando su portería inmaculada durante el mayor número de partidos posible tendrá opciones de pelear por la salvación. En San Mamés por fin desaparecieron del guion albiazul los fallos groseros que tantos puntos han costado durante toda la temporada. El siguiente paso debe ser que los caminos que conducen a las inmediaciones de las zonas de peligro queden definitivamente vedados para los adversarios del Glorioso.

Pero claro, en su situación actual, el Deportivo Alavés necesita bastante más que conservar su portería a cero para soñar con arrancar la próxima temporada también en la máxima categoría. Y en este sentido Javi Calleja ha optado también por tratar de recuperar lo que en algún momento del pasado ya ha demostrado que puede funcionar. Su primera medida en cuanto se sentó en el banquillo fue indultar a Lucas Pérez y confiar en su talento y la indultarconexión gallega de la vanguardia como motores de la reacción.

Además, el técnico ha recuperado también para la causa a un Peleteiro relegado al ostracismo durante gran parte del curso. Aunque inicialmente ubicó a Jota en la banda derecha, le concedió libertad casi absoluta para moverse entre líneas y que con su calidad dibujase conexiones con Joselu y Lucas Pérez que pudieran desembocar en goles que pasen su peso en oro. Aunque el VAR terminó anulándolos -el primero por un milimétrico fuera de juego-, lo cierto es que el Alavés marcó dos. Una producción que, de mantenerse, permitirá muy probablemente al Glorioso hacerse con una buena cosecha de puntos.

Ese mayor rendimiento ofensivo del equipo fue posible también, entre otras cosas, por el buen trabajo que ofreció el centro del campo albiazul, en el que Calleja evitó experimentos y optó por recurrir a los señalados al inicio del curso para llevar la manija. De esta manera Tomás Pina y Rodrigo Battaglia conformaron un doble pivote que parece destinado a sostener sobre sus hombros el sprint final hacia la ansiada permanencia. Así pues, casi nada nuevo bajo el sol en el estreno de un Javi Calleja que parece confiar en que el regreso a los orígenes sea suficiente para continuar un año más en Primera.