Jugar como nunca, perder como siempre. El Deportivo Alavés hizo ayer en el Wanda Metropolitano uno de los mejores partidos desde que el Pitupero, una vez más, el resultado fue el mismo: derrota.

Al contrario que en otras ocasiones, la escuadra gasteiztarra estuvo muy sólida en defensa y, además, fue capaz de generar varias acciones peligrosas que pusieron en jaque a una de las zagas más fiables de la competición. Es cierto que los rojiblancos dominaron el balón -y el partido como tal-, pero dentro de ese guión el que más cómodo pareció sentirse fue el Alavés.

Asimismo, semanas atrás ese cabezazo de Luis Suárez que adelantó al Atleti en el marcador hubiera supuesto el acabose, pero esta vez no fue así. Los pupilos del técnico asturiano cogieron aire un par de minutos y siguieron intentándolo hasta que lograron su premio gracias a un codazo de Savic que impactó directamente en la boca de Luis Rioja.

Al igual que contra el Sevilla hace un par de meses, Joselu volvió a disponer en sus botas de una pena máxima para empatar el encuentro y, salvo debacle, llevarse un punto de vuelta a Vitoria-Gasteiz. El delantero gallego ya había marcado un penalti la semana pasada frente al Cádiz y solo tenía que repetir -además contra Oblak, que precisamente no destaca por sus intervenciones en los lanzamientos desde los once metros-. Por desgracia, la cosa no acabó nada bien.

El portero rojiblanco adivinó la dirección del lanzamiento y las esperanzas albiazules se desvanecieron al mismo tiempo que el Cholo iniciaba su carrera por el área técnica celebrando la intervención del arquero esloveno. Una vez más, el Alavés remó para morir en la orilla y fue el perfecto ejemplo para el refrán "a perro flaco, todo son pulgas". Porque, pese a la amplia diferencia clasificatoria, lo cierto es que el Glorioso desaprovechó -como ya hizo contra el Sevilla, Osasuna y Betis- una nueva y clara oportunidad de puntuar y dar un pequeño paso más hacia la permanencia en Primera División.

En definitiva, el conjunto gasteiztarra sigue mejorando, pero el tiempo se agota. Las jornadas pasan, el equipo continúa en descenso (19º a dos puntos del Elche) y, desde que Abelardo cogió el relevo de Machín, el balance es de una victoria, un empate y ocho derrotas. Resultado más que insuficiente para un equipo que quiere seguir una temporada más en la máxima categoría. A pesar de ello, opciones hay, pero las buenas sensaciones ya no valen. Se necesitan puntos y, a poder ser, contra los rivales directos a los que habrá que enfrentarse una vez pase el tedioso y repetitivo parón de selecciones.

Uno de los protagonistas de la escuadra babazorra fue Facundo Pellistri. El Pitu le está dando minutos -tres titularidades consecutivas- y el extremo, propiedad del Manchester United, está respondiendo. En un encuentro donde la simplicidad destacó como característica principal, el joven jugador uruguayo aportó varias acciones de calidad que complicaron la tarde a los defensores rojiblancos. Además, cada vez se le vio más en sintonía con sus compañeros y todo indicar que no volverá a pasar desapercibido como en Anoeta.