Para equipos como el Deportivo Alavés la seguridad defensiva tiene que ser una condición innegociable y la actual versión del Glorioso estaba muy alejada de esa fiabilidad mínima que cabe exigírsele a un conjunto que durante las últimas temporadas se había caracterizado, precisamente, por ser un hueso duro de roer. Más que la importante cantidad de goles encajados, lo más llamativo, en lo negativo, era la facilidad con la que los rivales conseguían generar peligro y materializar esas ocasiones. Concesiones y regalos se iban acumulando y el relevo en el banquillo con la llegada de Abelardo no había alcanzado par solucionar semejante problema. Todo lo contrario, ya que al naufragio copero en Almería le siguió un arranque contra el Sevilla con un nuevo despiste defensivo grave, culminado todo ello con una nueva imagen de fragilidad frente al Real Madrid. Todo varió de manera significativa ayer contra el Getafe, ya que sobre el césped del Coliseum los albiazules se conjuraron para recuperar esa solidez que tiene que convertirse a partir de ahora en característica fundamental para optar a la salvación.

El Alavés consiguió dejar su portería a cero por quinta vez en lo que va de temporada -teniendo en cuenta solo los compromisos ligueros, ya que en Copa también se logró ante el Rincón y el Deportivo-, que es una cantidad escasa para un equipo que debería tener en ese apartado su principal punto fuerte. Pero tan importante como no encajar fue dejar el casillero de ocasiones del Getafe -aunque los azulones no estén brillantes de cara a gol este curso- en cifras irrisorias. Un cabezazo y una falta directa de Arambarri en el tramo final y, sobre todo, un testarazo de Mata que Tachi salvó bajo palos en el primer acto en lo que fue la mejor oportunidad local fueron prácticamente todo el bagaje de los madrileños.

El planteamiento defensivo de Abelardo desarboló los mejores argumentos de Bordalás, actuando siempre con contundencia para evitar el peligro. La vigilancia especial que El Pitu le dedicó a Cucurella, con Martin y Ximo Navarro ocupando el carril derecho, fue determinante para contener el elemento más peligroso del Getafe. El inconfundible extremo apenas pudo recoger dos balones en situación ventajosa y ambas condujeron a ocasiones claras, por lo que el trabajo por ese costado fue sensacional. Más problemas tuvo Duarte con un Kubo más participativo pero poco efectivo, mientras que en la zona central Lejeune y Tachi firmaron una actuación sobresaliente para contener a Mata y a un Aleñá que fue completamente anulado. Mención especial merece el central madrileño, que tuvo una irrupción de emergencia en el once titular por la baja de última hora de un Laguardia que había sido anunciado en el once inicial, del que se acabó cayendo en el transcurso del calentamiento. La actuación de Tachi fue excepcional, hasta llegar a protagonizar la acción clave para sumar un punto, pues apareció providencial sobre la línea de gol para evitar que Mata marcase.

Con este cerrojazo, El Glorioso volvió a una versión bien conocida en su actual periplo en Primera y que tantas alegrías le ha dado. Pacheco, aún en su inseguridad en las salidas y los balones aéreos, consiguió dejar su portería a cero por quinta vez -las anteriores, ante el propio Getafe, Athletic, Valladolid y Real Sociedad-, marcando muy claramente el camino a seguir en la pelea por la permanencia en Primera.