- Cuando un terremoto hace acto de presencia en una zona habitada desgraciadamente suele haber muchos edificios que se derrumban con las primeras sacudidas. Otros, en cambio, consiguen permanecer en pie aunque su estructura se vea afectada. Las réplicas que siempre acompañan a estos movimientos sísmicos los encuentran entonces ya sensiblemente debilitados y continúan poniendo a prueba su consistencia. Cada nuevo temblor agrava un poco más su delicada estabilidad y, salvo que se apuntalen convenientemente de inmediato, terminan colapsando sin remedio igualmente provocando dramáticas consecuencias.

Pues bien, en esa tesitura se encuentra en estos momentos el Deportivo Alavés. El conjunto albiazul ha conseguido sobrevivir al primer gran terremoto que ha puesto en peligro su supervivencia esta temporada en la máxima categoría, pero su estructura se ha visto seriamente comprometida. De hecho, tras la disputa de la primera jornada de la segunda vuelta de la competición, presenta unas graves fisuras completamente insostenibles salvo que se actúe sobre ellas con urgencia.

Los principales puntos críticos de la escuadra albiazul se hallan en uno de los pilares que debe sostenerlo. Basta con echar un fugaz vistazo a la estadística reciente del Glorioso para certificarlo. Su armazón se ha visto agujereado en las últimas semanas como consecuencia del implacable asedio de sus adversarios, convertidos para la ocasión en despiadadas ondas sísmicas que buscan el flanco más débil para causar el mayor daño posible.

Y en el caso del Alavés este se encuentra en una estructura preventiva que se ha demostrado completamente ineficaz. Sus últimos resultados no dejan el más mínimo lugar a la duda. 1-2 se impuso el Atlético de Madrid en la 17ª jornada, 3-1 le venció el Cádiz una semana más tarde, de nuevo 1-2 le superó el Sevilla en el cierre de la primera vuelta y con un 1-4 ante el Real Madrid celebró su centenario el pasado sábado. Es decir, once goles recibidos en las cuatro comparecencias ligueras más recientes. O, lo que es lo mismo, una media de prácticamente tres por partido. Una pésima estadística que es todavía mucho peor si se incluye el escandaloso 5-0 sufrido frente al Almería en la Copa del Rey. 16 puñaladas en apenas 450 minutos.

Una losa que, evidentemente, resulta imposible de sobrellevar para un conjunto de las características del Deportivo Alavés. Porque es una absoluta quimera pensar en una posible reacción albiazul si necesita anotar tres o cuatro goles en cada partido para sumar la victoria. Ni siquiera los grandes transatlánticos de la competición están capacitados para firmar promedios semejantes. Por ello está claro que, salvo que el conjunto de Abelardo comience a tapar estas insostenibles fisuras por las que sus adversarios encuentran una autopista hasta la portería de Pacheco, terminará colapsando definitivamente.

Solo deteniendo la enorme hemorragia de goles que lo está desangrando tendrá opciones de permanecer una campaña más en Primera División. Y para ello todos los integrantes de la escuadra gasteiztarra deben dar un importante paso adelante. Una de las mejorías imprescindibles es eliminar los regalosdel repertorio del equipo, obligando al rival de turno a dar lo mejor de sí mismo para disfrutar del gol. Precisamente lo que no sucede ahora, ya que en la mayoría de las ocasiones -ocurrió sin ir más lejos en al menos dos de los cuatro tantos del Madrid- son clamorosos errores individuales los que llevan el balón hasta el fondo de la red.

Claro que los gravísimos males de este Glorioso no se reducen únicamente a fallos indivuduales ni a la línea defensiva. El trabajo colectivo está siendo igualmente deficiente y como reconoció el propio Abelardo el pasado fin de semana el grupo presenta déficits muy preocupantes. Unas lagunas que necesitan ser corregidas a marchas forzadas para recuperar un mínimo de solidez. El Gatefe examinará la evolución albiazul el próximo domingo.

Hemorragia masiva. En las cuatro últimas jornadas de Liga el Alavés ha perdido ante Atlético de Madrid (1-2), Cádiz (3-1), Sevilla (1-2) y Real Madrid (1-4). A ello hay que sumar también el escandaloso 5-0 encajado en la Copa del Rey contra el Almería.

2,75

Goles de media por encuentro está recibiendo la escuadra albiazul en este tramo negro de la Liga. Una pésima estadística que es todavía más preocupante si se añaden los goles encajados en la Copa del Rey. Una rémora totalmente insostenible.