El Deportivo Alavés vivió anoche su particular día de la marmota. Echando por tierra todos los propósitos iniciales y los planes para dejar atrás los graves errores cometidos en sus últimas comparecencias, el combinado albiazul se encontró de nuevo a las primeras de cambio con un obstáculo en su camino. Y otra vez más como consecuencia de su propia generosidad que de los méritos del contrario.

Prácticamente en el primer acercamiento andaluz a la portería gasteiztarra, En-Nesyri se encontró con una insospechada recompensa. El incombustible Jesús Navas puso uno de sus habituales centros milimétricos desde la derecha y el delantero marroquí se aprovechó de la absoluta pasividad de Laguardia para ganarle la espalda en el área pequeña. Falló el delantero en su primer intento de conectar el remate pero ni así reaccionó la zaga albiazul y, a la segunda, el pichichi hispalense ya no perdonó.

Se antojaba la repetición de la maldición sufrida el sábado en Almería pero, a diferencia de lo sucedido en el choque copero, en esta ocasión El Glorioso no se dejó ir. Esta vez sí, el conjunto gasteiztarra ofreció los argumentos mínimos necesarios y comenzó a dar los primeros pasos hacia la redención que le exige Abelardo. El técnico asturiano presentó un once inicial con las novedades principales de Edgar como segundo delantero y Martín por delante de Ximo en la banda derecha.

Pero la mayor novedad respecto a anteriores comparecencias albiazules fue probablemente la convicción de los jugadores gasteiztarras para olvidarse del marcador y mantener el plan inicial previsto. De esta manera, como si el desgraciado despiste de Laguardia no hubiese ocurrido, el Alavés se lanzó a ejecutar una presión muy alta sobre su oponente para tratar de recuperar la pelota en zonas peligrosas.

Consiguió con ello que la salida del Sevilla no fuese limpia y le obligó a jugar fuera de su zona de confort. Así, en un saque de banda tras una de esas recuperaciones, encontró el cuadro local alimento para su ilusión. Lo ejecutó Ximo buscando la cabeza de Joselu, que no pudo contactar con la pelota. El esférico, sin embargo, botó en el área pequeña y en su nueva elevación superó al central Sergi Gómez quedándose perfecto para que Edgar Gómez lo peinara sobre la salida de Bono.

Ese empate dio lugar al mejor tramo del encuentro para los albiazules. Los de Abelardo se vieron reforzados y consiguieron cortocircuitar a un Sevilla que acusó el golpe. Bien es verdad que sin crear peligro más allá de las jugadas de estrategia pero consiguiendo que Pacheco fuera un espectador de lujo. Hasta que Suso, el mejor de los hispalenses ayer, decidió alterar el guion. En una jugada personal dibujó una diagonal desde la banda hacia el centro que culminó con una disparo imparable a la escuadra desde fuera del área.

Era el minuto treinta y, pese al varapalo, el Alavés tuvo la entereza de continuar firme en su camino hasta el descanso. También lo intentó al regreso de los vestuarios, donde el técnico albiazul optó por no retocar nada.

El segundo tiempo fue ya, sin embargo, otra historia. El esfuerzo físico comenzó a pasar factura, la presión comenzó a no ser tan efectiva y el Sevilla tuvo mucho más tiempo la pelota. Aunque, eso sí, sin inquietar a Pacheco. Así fue consumiéndose el partido hasta que, cuando menos se esperaba, una chispa inesperada lo reactivó.

En el minuto 77 Duarte sirvió un balón largo a Joselu que ganó la partida a los centrales para rematar de cabeza poco más allá de la frontal del área con Bono adelantado. El gallego solo tenía que encontrar los tres palos pero su testarazo se marchó fuera. En el 83 el árbitro anuló justamente un gol en propia puerta de Ximo Navarro por mano previa de Koundé y en el 87 Deyverson no acertó a rematar con precisión un buen centro, saliendo la pelota a córner.

Y precisamente en ese saque de esquina llegó la jugada que marcó el epílogo. Rubén Duarte lo ejecutó y, al intentar despejar en el área, Koundé tocó el balón con la mano. El colegiado no lo dudó y señaló la pena máxima. Parecía el colofón perfecto para la sufrida reacción albiazul. Pero, desgraciadamente, el cuento no tuvo final feliz. Porque Joselu lo lanzó raso y Bono atajó el esférico convirtiendo en estéril el tiempo añadido. Doloroso e injusto desenlace para un Glorioso que parece haber recuperado el pulso pero que debe ratificarlo con la imprescindible suma de puntos.Glorioso

Martín

El canterano estrenó posición por delante de Ximo Navarro y se convirtió en la principal vía del ataque albiazul. Profundizó mucho por la banda y ayudó en el trabajo defensivo.

debe mejorar

Joselu

Sus errores en las claras ocasiones del epílogo privaron al Alavés de puntuar. Primero en un cabezazo marca de la casa que tiró fuera y después en el penalti que le detuvo Bono en el 90.

19ª jornada de liga

Estadio Mendizorroza.

Árbitro Díaz de Mera Escuderos (castellanomanchego).

goles

0-1, minuto 3: En-Nesyri. Centro desde la derecha de Navas que aprovecha el marroquí para marcar a la segunda ganándole la espalda a Laguardia.

1-1, minuto 11: Edgar Méndez. Saque de bandade Ximo Navarro hacia Joselu que no llega a tocar en el área, el balón bota y supera el salto de Sergi Gómez lo justo para que Edgar peine por encima de Bono.

1-2, minuto 30: Suso. Diagonal del gaditano que culmina con un espectacular disparo a la escuadra de Pacheco desde fuera del área.

tarjetas

Amonestó a Lejeune (minuto 47), Edgar Méndez (minuto 55), Pere Pons (minuto 72), En-Nesyri (minuto 80), Bono (minuto 90) y Navas (minuto 90).

las claves

Cuesta arriba El Alavés volvió a poner en bandeja el triunfo a su rival con un error defensivo que le permitió adelantarse en el minuto tres. Demasiadas complicaciones para un conjunto tocado que, aún así, esta vez sí reaccionó y rozó el empate.

Mala fortuna y puntería La falta de acierto en las ocasiones de que dispuso, en especial el penalti, condenó al equipo a la derrota.