espués de un trance tan doloroso como el de la pérdida de un ser querido, la familia Ortiz de Zárate Higueras quiere hacer llegar su más sincera gratitud a todos aquellos que nos han transmitido cercanía, afecto, cariño por la reciente muerte de nuestro padre Francisco Javier Ortiz de Zárate Quintana.

Amigos, personas anónimas, familiares, empleados de Ayzar, Zainsa y Razya, deportistas, alavesistas, clubes, federaciones, a todos sin excepción alguna que se han acordado de él y de nosotros, tan solo decirles que nos sentimos especialmente reconfortados, muy aliviados por las llamadas telefónicas, mensajes, abrazos, lágrimas…

Han sido tantas las muestras de cariño recogidas que nos resultaría casi imposibles responderlas a todas una por una, como se merecen y como sería nuestro deseo. Así que gracias, muchas gracias a todos de corazón por sentir como propio el fallecimiento de Javier.

Nos habría gustado darle otra despedida, un último adiós ceremonioso para que quienes le han apreciado y le aprecian pudieran hacerlo de manera conjunta, pero la situación sanitaria por la que todos estamos pasando desaconsejaba un encuentro entre personas, un funeral, un entierro. Estamos seguros de que nuestro padre lo agradecerá de igual manera.

Disfrutamos de su forma de ser, de su simpatía, de su generosidad, de su amor por los colores del Club Deportivo Vitoria y del Deportivo Alavés, de sus desvelos como empresario por la marcha de su negocio y del bienestar de sus trabajadores, que siempre lo antepuso al suyo. Y sabíamos que era un hombre muy apreciado, pero no imaginábamos que lo fuera tanto como estamos comprobando estos días posteriores a su muerte. Es un sentimiento que nos reconforta notabilísimamente para sobrellevar tan duros momentos.

Javier estaba especialmente ilusionado, aguardando expectante a que su amado Glorioso, el que tantas alegrías y disgustos le dio a lo largo de su vida, celebrara su centenario, un club algo mayor que él, con el que creció y vio crecer hasta disfrutarlo en Primera División, con los grandes.

Allá donde esté nuestro padre seguro que su corazón bombeará con sangre albiazul. Lo ha hecho toda su vida. Y así seguirá haciéndolo para la eternidad.

Muchas gracias.

Familia Ortiz de Zárate Higueras