Decía Pablo Machín en la previa que el partido de ayer suponía una buena prueba de fuego para comprobar el fondo de armario del Alavés. La ausencia de los sancionados Battaglia y Lejeune comprometían sensiblemente la alineación titular que tan buenos resultados había ofrecido en los últimos partidos.

Entre las opciones que tenía, Machín se decidió por dar entrada a Ely en el centro de la zaga y otorgar a Edgar la responsabilidad de ocupar la banda derecha para centrar a Peleteiro y componer con el gallego el eje de la medular junto a Tomás Pina.

"Es el momento de demostrar la capacidad de los que juegan menos y de ver dónde estamos", había retado el entrenador en la víspera. No es que los cambios restaran, la verdad. Incluso, el central brasileño marcó un precioso y acrobático gol a la salida de un córner lastimosamente anulado por un quisquilloso árbitro empeñado en repetir el lanzamiento albiazul desde la esquina ante los agarrones que se estaban produciendo en el área oscense. En cuanto a Edgar, poca cosa que resaltar. Pasó por el partido sin pena ni gloria hasta que dejó su sitio a Borja Sainz mediada la segunda mitad.

Sin embargo, la profundidad del armario alavesista tuvo que ser sopesada con mayor profundidad de la inicialmente prevista. El muslo izquierdo de Laguardia se rompió cuando no se había cumplido aún el primer cuarto de hora del partido. Alberto Rodríguez, o sea Tachi, tuvo la oportunidad de debutar en esta Liga formando pareja con Ely en la zaga albiazul.

Por si acaso no fuera suficiente, todavía hubo más cambios obligados. Si no quieres taza, taza y media.

Ontiveros, que más tarde marcaría un gran gol, golpeó el talón de Ximo Navarro al filo del descanso que le dejó tocado e incapacitado para actuar en la segunda mitad.

Martin Agirregabiria salió cambiado desde el vestuario para ocupar el carril derecho. Así, sin quererlo y sin beberlo, el 75% de la defensa tuvo que ser variada durante el partido. En términos globales, desde luego mucho más allá del 20% del once titular que ya tenía previsto Machín para comprobar la capacidad de los menos habituales.

Luego vinieron más cambios, aunque también inútiles. Ni Javi López ni Borja Sainz ni Deyverson fueron suficientes para alterar una actuación colectiva alavesista insípida a más no poder.

Será por el viento, como dijo Ely, pero lo cierto es que el partido de ayer se tradujo en la primera derrota del Alavés en dos meses, la primera victoria del Huesca desde que empezó la Liga.

Un paso atrás en la pelea por la permanencia y la constatación de que al Alavés le hará falta algo más para sobrevivir en Primera.

Autocrítica. El entrenador albiazul reconoció que el Huesca fue mejor que el Alavés. "Ha sido un partido en el que apenas hemos llegado ni creado ocasiones. Quizá el peor partido de la temporada", asumió sin ambajes. El técnico apuesta por corregir errores con vistas a los próximos compromisos "porque aunque es cierto que veníamos mermados no es cuestión de poner excusas". El gol de Ontiveros le dolió especialmente debido a que se fraguó en un movimiento ya conocido. "Sabíamos que se prodiga en ese tipo de jugadas y aún así no hemos podido evitarlo", lamentó. Tampoco quiso achacar nada a jugadores en concreto. "No sería justo culpar a nadie en concreto de esta derrota".