- Lucas Pérez fue ayer el indiscutible protagonista del encuentro, tanto por sus aciertos como por fallar el penalti que pudo adelantar al Deportivo Alavés mucho antes en el marcador. Con permiso de Jota Peleteiro, que cuajó un gran partido, Lucas Pérez fue el mejor del conjunto visitante y recordó a la mejor versión del delantero gallego como albiazul, que se pudo ver en varias ocasiones a lo largo de la pasada temporada. Sin embargo, el delantero sigue arrastrando la sequía goleadora que le persigue desde antes del confinamiento y ayer el larguero y el VAR evitaron que lograra romper su mala racha de cara a portería.

Lucas Pérez comenzó el partido compartiendo delantera con Joselu, con quien se entiende a la perfección, pero con el paso de los minutos encontró un nuevo aliado en Jota Peleteiro. Cada vez que el balón pasaba por las piernas de los dos zurdos cogía velocidad y el combinado gasteiztarra llevaba peligro al área rival. Además, contaron con la colaboración de un incansable Rubén Duarte, que abrió el campo con sus incorporaciones al ataque por la banda izquierda. De hecho, fue de las botas de Duarte de donde surgió la primera oportunidad para Lucas. El Yamiq no acertó a despejar y el gallego se plantó frente a Roberto con un gran control orientado. No obstante, Nacho quiso evitar a toda costa que Pérez se reencontrara con el gol y lo empujó cuando armaba su pierna zurda para batir al exalbiazul. Penalti y expulsión por no pretender jugar el balón.

La pena máxima no la podía lanzar otro que no fuera el gallego, que ya anotó muchos de sus tantos desde el punto fatídico la pasada temporada. Sin embargo, alguna misteriosa fuerza sobrenatural está empeñada en que el coruñés no marque y el balón, tenso, potente y al lado contrario al que se tiró Roberto, fue a parar al larguero. El ariete se quedó mirando incrédulo a sus compañeros, incapaz de encontrarle una explicación a su desacierto.

A pesar de fallar el penalti, el delantero no se hundió moralmente, siguió buscando portería y la encontró en el minuto 34. Jota colgó un balón milimétrico al área para que Lucas Pérez, llegando en segunda línea, empalmara una volea incontestable a la cepa del poste donde de ninguna manera podía llegar Roberto. El gallego lo celebró con mucha rabia, liberando toda la frustración acumulada desde su último gol. Sin embargo, el VAR vio que la puntera de Jota estaba adelantada en el momento de recibir el pase y anuló el tanto. Si su compatriota hubiera tenido un par de tallas menos, el tanto hubiera subido al marcador, pero, para desesperación de Lucas, no fue así.

Más allá de desmoralizarlo, el gol anulado le dio aún más confianza y su protagonismo fue creciendo con el paso de los minutos. Por momentos, parecía que el siete estaba presente en todos los rincones del terreno de juego, tomando parte tanto en la creación de juego como en la finalización. De sus botas nació la jugada que abrió la lata. La conexión gallega con Jota funcionó a la perfección, Pérez filtró un pase exquisito entre tres defensores blanquivioletas y a Peleteiro le sobró tiempo para levantar la cabeza y encontrar a Tomás Pina liberado en el punto de penalti, que no perdonó. El show de Lucas Pérez continuó e incluso tuvo la oportunidad de poner la guinda a su partido en el minuto 68, cuando a pase de Jota se plantó delante de Roberto, lo superó con un toque sutil, pero El Yamiq sacó bajo palos. Es cuestión de tiempo que se rompa el maleficio.

El gallego demostró entenderse a las mil maravillas con su paisano Jota Peleteiro, una dupla que promete dar alegrías