- Todas las miradas del alavesismo estuvieron ayer fijas en Jota Peleteiro, uno de los dos fichajes que llegaron en la parte final del mercado y el hombre llamado a ser el futbolista diferenciador en el último tercio del terreno de juego, capaz de surtir a Joselu y a Lucas Pérez con buenos balones. Sin embargo, el ex del Aston Villa no logró crear peligro a la defensa alicantina y estuvo lejos de la versión mostrada en su primera etapa en el Eibar o en la Premier League.

El mediocentro gallego compartió la medular con Rodrigo Battaglia y Pere Pons, dos jugadores de corte más defensivo que le dieron mayor libertad a la hora de acercarse al área rival. La idea era clara, encargar a Battaglia las labores de contención y a Jota las de creación, con Pons adelantando o retrasando su posición según sus necesidades. El problema fue que el conjunto visitante llevó la iniciativa en el juego y dominó en la posesión, algo que probablemente no se esperaba el cuadro de Machín, y eso impidió que Jota entrara en contacto con el esférico con continuidad.

Las pocas veces que lo logró dejó muestras de su buen trato del balón. Los controles, la conducción del cuero o la capacidad de girarse y buscar a compañeros liberados quedaron patentes, pero a la hora de enviar un pase entre líneas buscando a los dos delanteros o las incorporaciones de los carrileros estuvo muy desacertado. De hecho, dos de sus envíos de la primera parte fueron demasiado fuertes y se marcharon por línea de fondo. Tampoco estuvo acertado a la hora de buscar portería. Hacia la media hora del partido logró llegar con el balón al borde del área del Elche y tuvo una buena oportunidad para probar a Édgar Badía, pero le faltó confianza para armar la pierna y la defensa ilicitana terminó arrebatándole la posesión de la pelota.

La mejor acción que protagonizó en el partido fue una internada por banda izquierda tras una jugada ensayada mal ejecutada por Lucas Pérez. Jota Peleteiro logró sacar un centro medido a la cabeza de Ely, que totalmente solo de frente a portería no logró dirigir su remate entre los tres palos en lo que pudo ser el gol que hubiera puesto por delante al conjunto gasteiztarra.

En la segunda mitad, Pablo Machín decidió cambiar el dibujo al 4-4-2 y situar a Jota en la banda izquierda, una posibilidad que también ofrece el polivalente gallego, capaz de jugar en casi todas las posiciones de ataque. No obstante, entre el cansancio y el cambio de lugar, la participación de Jota fue disminuyendo hasta el minuto 60, en el que Machín introdujo una triple sustitución y apostó por Luis Rioja en su puesto, más acostumbrado a jugar como extremo zurdo. Jota no estuvo cómodo pegado a la línea de cal, no pudo participar en la creación y se vio superado por Josan y Barragán, que lo encerraron y no le permitieron colgar ningún balón al área.

Quizás habría sido mejor opción colocarlo en el extremo diestro, donde ha jugado en muchas más ocasiones a lo largo de su carrera y donde tiene la posibilidad de cortar hacia dentro para buscar el disparo a puerta o el pase entre líneas a los delanteros. En cualquier caso, Jota solo lleva dos semanas en Vitoria-Gasteiz y tiene margen para acostumbrarse al equipo y convertirse en una pieza importante. Cuanto antes, mejor. El Alavés lo necesita.