- Todas las monedas tienen su cara y su cruz y los problemas que se están acumulando en la defensa del Deportivo Alavés de cara al encuentro de este domingo contra el Elche ofrecen también una vertiente positiva. Al menos en el aspecto personal de uno de los integrantes de la plantilla albiazul. Se trata en concreto de Rodrigo Ely, al que las bajas aseguradas de Laguardia y Duarte y la más que probable de Lejeune abren de par en par las puertas de la titularidad.

Un más que previsible regreso al once inicial que se presenta como una segunda oportunidad para el italo-brasileño tras un arranque de competición movido. Machín depositó su confianza en él desde el inicio y fue titular en las dos primeras jornadas, contra el Betis y el Granada. Sin embargo, en este segundo capítulo de la competición de la regularidad una desgraciada acción se cruzó en su camino.

Una patada a seguir aparentemente sin ningún peligro de la defensa nazarí le pilló emparejado con el veterano Roberto Soldado en la línea del centro del campo y el delantero rojiblanco le dejó en evidencia en un largo sprint para plantarse solo ante Pacheco y conseguir, a los siete minutos, el gol que abrió el marcador. Esta jugada descentró al albiazul, que cometió varios errores de bulto más en la primera parte y fue sustituido en el descanso por Ximo Navarro.

Tras convertirse en indeseado protagonista de la segunda derrota del Glorioso, Ely perdió su sitio en el once y fue relegado al banquillo. De esta manera no jugó contra el Getafe en la tercera jornada y apenas disputó los últimos siete minutos del duelo frente al Villarreal en la cuarta. Una tónica que se mantenía también en el derbi de la quinta. Sin embargo, la lesión de Laguardia le permitió ingresar al terreno de juego en el minuto 65 y vivir un inesperado giro de guion.

Porque al igual que había sucedido la pasada temporada el central fue el autor del gol que supuso la victoria sobre los rojiblancos y la conquista del primer triunfo del presente ejercicio. En la celebración de ese tanto el zaguero no pudo reprimir claros gestos de reivindicación ante las críticas que había recibido y su rabia resultó más que evidente.

Un comportamiento no demasiado edificante pero que, al menos, evidencia sus deseos de ofrecer un mejor rendimiento. Una reivindicación que ahora podrá llevar a cabo por los cauces que deberían ser habituales, que no es otro que mostrar su verdadero nivel en el césped.