Vitoria - A las 23 horas y 59 minutos del pasado domingo se bajó definitivamente el telón del mercado de fichajes estival de la Liga Santander. A pesar de que se preveía un epílogo intenso, lo cierto es que el Deportivo Alavés no apuró demasiado sus movimientos y en esa última jornada únicamente llevó a cabo la cesión de Rafa Navarro al Istra croata. De esta manera puso el punto final -al menos de manera provisional- al diseño del esqueleto que tendrá que sustentar sus aspiraciones durante los próximos meses. Y, sorprendentemente, esta osamenta es la más pequeña de los últimos años.

Algo que, sin ningún género de duda, tiene muchísimo que ver con el complicado escenario en el que en mayor o menor medida ha situado a todos los equipos el coronavirus. Con la incertidumbre sanitaria y económica como inevitable telón de fondo, los clubes se han visto obligados a realizar auténticos encajes de bolillos con sus cuentas para poder confeccionar unas plantillas que les ofrezcan, al menos a priori, las mínimas garantías necesarias para afrontar el ejercicio.

En esta tesitura, el Deportivo Alavés ha examinado con lupa cada operación antes de atreverse a llevarla a cabo. Más todavía teniendo en cuenta que partía de una situación de vestuario sobresaturado como consecuencia de los muchos fichajes de perfil bajo que había efectuado en los últimos años para repartirlos después en sus múltiples clubes vinculados a lo largo de prácticamente los cinco continentes.

Ese ha sido, por lo tanto, el principal quebradero de cabeza de Sergio Fernández durante las semanas en las que ha permenedido abierto el mercado. Colocar a toda costa a todos los jugadores que no contaban para el cuerpo técnico y, de esta manera, habilitar espacio para la llegada de nuevas piezas. Un objetivo que no ha podido conseguir en su totalidad, ya que nombres como los de Burgui, Guidetti o Tachi continúan apareciendo en la plantilla albiazul. Una circunstancia que ha imposibilitado llevar a cabo un mayor gasto en la confección del nuevo plantel y que, como consecuencia inevitable, ha hecho menguar significativamente el número de fichas profesionales a disposición de Pablo Machín.

Porque, al menos hasta la reapertura del mercado en el próximo mes de enero, el preparador soriano únicamente dispondrá de veinte licencias de este tipo. Una cifra considerablemente más baja a lo acostumbrado por El Glorioso desde su último regreso a la máxima categoría. De esta manera, el pasado ejercicio arrancó el curso con 24; un año antes tenía 23; en la temporada 17-18 repitió la cifra de 24; y en la 16-17, recién ascendido desde la Segunda División, exprimió al máximo el límite que permite la normativa para formar un plantel de 25 fichas profesionales más el joven Manu García Alonso que actuaba con licencia del filial.

Unos números muy significativos y claramente alejados de la veintena de pros que se completó con la última incorporación de Jota Peleteiro el pasado fin de semana. Al menos como contrapunto el primer equipo vitoriano cuenta este curso con la presencia de varios jóvenes que, pese a disponer de licencia del filial, son de facto integrantes de pleno derecho de la escuadra de Machín. Son los casos de Borja Sainz, Javi López, Abdallahi y Sergi García. Todos ellos han estrenado ya su cuenta de minutos de juega esta temporada y con toda seguridad continuarán apareciendo en los esquemas del técnico soriano. En este grupo podría incluirse también el penúltimo refuerzo albiazul, el portugués Tomás Tavares. Llega cedido del Benfica y está por ver todavía si el Alavés le asigna un dorsal del primer equipo o por encima del número 25.

Aunque se trata de una tónica general prácticamente en todos los equipos, no deja de llamar la atención que el combinado del Paseo de Cervantes reduzca su esqueleto y cambie piezas más experimentado por la incógnita que siempre supone el rendimiento de los jóvenes valores justo en el momento en el que mayor rotación de futbolistas hay. Porque el cambio de reglamento que se introdujo el curso pasado -y se mantiene este- que permite realizar cinco sustituciones por encuentro y ampliar las convocatorias es una puerta abierta que, de momento, el cuadro albiazul no explora en todo su potencial.

Esta temporada. El Deportivo Alavés cerró su plantilla el lunes con la salida de Rafa Navarro y la llegada el día anterior de Jota Peleteiro. En total, Pablo Machín tiene a su disposición una veintena de fichas profesionales a las que se podría sumar la del joven portugués Tavares, que en principio recibiría una licencia del filial aunque actúe en el primer equipo. El mismo caso de Borja Sainz, Javi López, Abdallahi y Sergi García.

2019-20. El curso pasado Garitano contó con 24 profesionales.

2018-19. 23 fichas del primer equipo.

2017-18. 24 jugadores con licencia profesional.

2016-17. En la temporada del regreso a la máxima competición Pellegrino agotó el cupo de 25 fichas profesionales y dispuso del añadido del joven Manu García Alonso.

25

Este es el número máximo de fichas profesionales que permite la reglamentación a los equipos de Primera División.

Rubén Duarte