- El extraño fútbol del coronavirus se pone en marcha de nuevo para un Deportivo Alavés, todavía incompleto y en fase de adaptación, que afronta su quinta temporada consecutiva en Primera División con el reto de mejorar sus registros históricos y celebrar por todo lo alto un centenario que ya se dibuja en el horizonte y que se celebrará, cabe esperar que con toda la afición participando, el próximo 23 de enero. Mucho tiempo queda para llegar a esa señalada fecha y muchas cosas tienen que pasar hasta entonces, pero el sueño del Glorioso es poder festejar tan señalada conmemoración por todo lo alto. Hay aspectos que no dependen de lo propio, como la pandemia que sigue extendiendo su manto de terror a lo largo y ancho de todo el orbe y para la que se sigue trabajando en una vacuna fiable, pero hay otras parcelas en la que la alegría depende directamente del rendimiento de un equipo que pretende borrar de un plumazo su mala cara y el bajo rendimiento con el que cerró la pasada campaña. El objetivo, no puede ser de otra manera, es alcanzar la permanencia en Primera División por sexta temporada -sería el tope histórico del club de cursos seguidos entre los mejores-, a ser posible no sufriendo en demasía y, ya puestos a soñar, con el anticipo suficiente como para mirar hacia arriba en la clasificación. En todo caso, paso a paso. El proyecto que encabeza Pablo Machín requiere de tiempo para que sus jugadores, la mayoría ya en el club la pasada campaña, se adapten al estilo de un técnico que rompe en sus esquemas con todo lo anterior. Del éxito y de la celeridad de este proceso va a depender, en gran parte, que el conjunto albiazul no se meta en problemas desde muy pronto si la cosa no funciona o si, por el contrario. Y, con ese objetivo de comenzar la labor de hormiga, esta tarde (14.00 horas) se buscará la primera victoria del año contra el Betis para abrir la competición con el mejor sabor de boca.

Machín es la clave de este nuevo proyecto alavesista. Y el técnico soriano ha desembarcado en Mendizorroza con su particular libro de estilo abierto de par en par. La pretemporada ha servido para vislumbrar en albiazul esa idea que lleva implantando desde hace años por donde pasa y con la que en Vitoria tratará de regresar al camino del éxito que conquistó en el Girona y que se le viene negando en sus dos últimas experiencias en el Sevilla y en el Espanyol. El preparador de Gómara es firme defensor de los tres centrales y no varía en exceso un dibujo que puede plantearse en 3-5-2 o en 3-4-2-1 sin espacio a muchos más retoques. Cuando ha conseguido que este sistema funcione engrasado, sus equipos han sido letales; el problema viene cuando sus jugadores no se han adaptado a semejantes novedades o cuando aparecen unos desajustes, más que lógicos en sus comienzos, que provocan que los errores y los futbolistas queden muchísimo más expuestos que con ideas más convencionales.

Que las pretemporadas son para el verano y que no tienen valor alguno llegado el primer partido oficial es ya bien conocido por todo aquel que siga un poco este deporte. No en vano, se hace difícil recordar una fase de preparación más desastrosa en cuanto a rendimiento y sensaciones que la que condujo al Alavés de José Bordalás de regreso a Primera; y tampoco se puede decir que las que se han vivido los últimos años hayan sido mucho mejores y en todas ellas se ha acabado consiguiendo el objetivo de la permanencia. Por eso, que el proyecto de Machín no haya ganado ni un solo partido -tres derrotas y un empate- en los amistosos de preparación no quiere decir demasiado. Son semanas de mucha carga física para afinar la puesta a punto, a las que se ha unido la adaptación a una nueva idea de juego. Y, en este sentido, las sensaciones internas son bastante positivas.

Eso sí, esto no quiere decir que lo poco que se ha visto hasta ahora no sirva para nada. En los análisis realizados queda claro dónde están los mayores problemas del equipo, pues el rendimiento defensivo ha sido bajo, sobre todo a causa de graves fallos individuales. Cuestión de ir ajustando, ya que la labor de los tres centrales es la más complicada al verse en la obligación de jugar dentro de un sistema completamente diferente a la línea de cuatro a la que todos están acostumbrados. En esa disposición, las ayudas están muy cerca; en la que ha implantado Machín, el trabajo de cada uno es mucho más importante y los fallos se ven más.

A partir de esa base fundamental, porque equipos como el Alavés no se pueden permitir ir regalando dos goles por partido a cada rival, hay que ir armando el resto de la estructura. Juego dinámico, vertical y vertiginoso para llegar al área contraria con mucha carga de efectivos. Un equipo con el que se va a disfrutar más, aunque la alegría de verdad la dan los resultados se juegue como se juegue. Que los marcadores positivos lleguen rápido será clave para que Machín pueda trabajar con tranquilidad en este nuevo proyecto de un Glorioso centenario.

La pretemporada ha dejado ver problemas en defensa que se tienen que corregir para poder arrancar el curso con un buen resultado