Vitoria. Pablo Machín se convirtió, con su fichaje por el Deportivo Alavés, en el octavo entrenador del equipo albiazul en la última etapa en Primera División donde afrontará su quinta temporada consecutiva.

Desde la destitución de José Bordalás tras la consecución del ascenso a la élite en la temporada 2015-16, el banquillo del Glorioso no ha sido muy cómodo para sus inquilinos. Tampoco lo fue para el propio Bordalás que solo estuvo un año.

El argentino Mauricio Pellegrino cogió las riendas del equipo en su regreso a Primera y a pesar del buen papel en liga y llegar a la final de Copa del Rey, el técnico no continuó.

Tras él, aterrizó en Vitoria su compatriota Luis Zubeldia, pero solo duró 4 partidos, y su destitución provocó que su ayudante Javier Cabello dirigiera al equipo durante dos jornadas, para convertirse así en el tercer entrenador hasta la fecha en menos de una temporada y media.

El relevo lo tomó el italiano Gianni De Biasi, pero su planteamiento no duró más de siete duelos y fue Abelardo Fernández el que aceptó el reto de salvar al Alavés en la campaña 2017-18.

El asturiano logró el objetivo y completó la siguiente temporada hasta que Asier Garitano le sustituyó el verano pasado.

El guipuzcoano estuvo al frente del equipo en 34 jornadas de la campaña más extraña que se vivió en todo el planeta por culpa del coronavirus.

El penúltimo máximo responsable del vestuario del Glorioso fue otro asturiano, Juan Ramón López Muñiz, que aceptó el reto de conseguir la permanencia en cuatro partidos y se fue con los deberes hechos.

Ahora, Pablo Machín no solo tendrá el desafío de aguantar al Alavés en su sexta temporada seguida, algo que nunca antes había sucedido, sino que si nada se tuerce entrará en la historia del club por estar al frente del equipo en el año de su centenario.