- La vida del portero que tiene clara su condición de suplente al tener por delante un compañero que cuenta con la confianza del entrenador no resulta sencilla. Entrenar con total normalidad y mantenerse en un estado de forma óptimo aún sabiendo que en cada partido su puesto va a estar en el banquillo -ahora diseminado por la grada, por las necesidades de marcar distancia social entre los suplentes- de manera prácticamente fija, solo a la espera de que se produzca una circunstancia negativa a los intereses del equipo en forma de lesión y expulsión del titular habitual.En ese momento, toca resetear la mente

y dar un obligado paso hacia adelante. Como el bombero que vive con cierta tranquilidad pero alerta por la posibilidad de que en cualquier instante llegue la llamada de emergencia que le requiera para apagar un incendio. Y es en ese momento de máxima urgencia cuando toda demostrar la valía de cada cual, por mucho que los partidos de competición oficial no se hayan catado en los últimos tiempos y que el trabajo se limite a los entrenamientos.

Ese papel, ingrato por lo que supone para el compañero pero positivo por la oportunidad personal que representa, le tocó interpretar el pasado sábado a Roberto Jiménez en la visita al Espanyol. La peor forma de debutar, tras la roja directa que vio Fernando Pacheco a los 19 minutos de juego, pero el guardameta madrileño evidenció con cuatro intervenciones sublimes que se puede confiar en él de cara a lo que viene por delante.

Por el momento, desde el mismo jueves en un derbi contra la Real Sociedad en el que se encargará de defender el arco vitoriano desde el principio, ya que el cancerbero extremeño ha sido sancionado con un encuentro de suspensión. Roberto coge un relevo que nunca resulta sencillo, aunque si es capaz de mantener el nivel mostrado en el RCDE Stadium, desde ese punto de vista el equipo puede estar bastante tranquilo.

La sombra de Pacheco en Mendizorroza es tremendamente alargada. A lo largo de sus cinco temporadas en el club acumula 179 partidos oficiales y son muy pocos los que ha dejado de disputar cada campaña. Hasta la fecha, nunca había sido expulsado o sancionado y sus ausencias venían determinadas por lesiones o la decisión puntual de los entrenadores de premiar a los suplentes en partidos de segundo rango como la Copa del Rey o aquellos finales de Liga con la clasificación ya resuelta.

El guardameta de Puebla de Obando ha ido eclipsando compañeros con el paso de los años. En su primera temporada, la 2015-16, Pau Torres fue su compañero y José Bordalás le tuvo que poner bajo palos ante el Lugo por lesión del extremeño (0-0) y le premió con la titularidad en el último partido de la temporada ante el Nàstic (1-1), en el que El Glorioso se proclamó campeón de Segunda División tras haber conseguido el ascenso una semana antes.

Adrián Ortolá, cedido por el Barcelona, tomó el relevo de Torres ya en Primera. El alicantino fue pieza clave en las eliminatorias de Copa (tres victorias y misma cifra de empates con solo dos tantos encajados), pero desapareció del equipo llegada la semifinal contra el Celta y tampoco jugó la final contra el Barcelona. En la competición de la regularidad, fue titular ante el Athletic por lesión de su compañero (0-0) y Mauricio Pellegrino le concedió en el tramo final la portería en la visita al Betis (1-4). Así, su trayectoria en Vitoria en lo poco que jugó fue notable, pues en ocho partidos logró un balance de cuatro victorias y otros tantos empates con solo cuatro goles recibidos.

El relevo de Ortolá lo cogió un paisano suyo de Jávea, Antonio Sivera. Fichado del Valencia, el joven guardameta pretendía encontrar un hueco en Primera que se le negaba en Mestalla, pero tras dos temporadas y media le quedó claro que desbancar a Pacheco era imposible y el pasado mercado invernal se fue a préstamo al Almería. En su primer curso, el 2017-18, tras un buen rendimiento en la Copa -seis partidos con cinco victorias y una derrota y cuatro goles encajados antes de caer en la tanda de penaltis ante el Valencia en cuartos de final- Abelardo le dio la oportunidad de estrenarse en la élite ante el Atlético de Madrid, con tan mala suerte que tuvo que abandonar el terreno de juego tras una hora de partido lesionado.

En su segundo curso, sumó tres partidos ligueros -dos por lesión de Pacheco ante Eibar (derrota 2-1) y Huesca (victoria 1-2), más el premio de jugar la jornada final (triunfo ante el Girona, 2-1)- y otros dos en Copa -eliminación ante los gerundenses con empate y derrota, con cuatro goles encajados- para un total de cinco encuentros.

En la presente temporada, una nueva lesión de Pacheco le permitió jugar ante el Mallorca (victoria 2-0) y frente al Valencia (derrota 2-1), con su tercer partido sumado en la Copa en la dolorosa eliminación en Jaén (3-1). En total, dieciséis partidos (ocho victorias, dos empates y seis derrotas) y dieciocho goles recibidos.

Con la marcha de Sivera al Almería en enero, el Alavés cambió de perfil en su portero suplente. Si antes siempre había apostado por los jóvenes, en esta ocasión recurrió a todo un veterano como Roberto Jiménez (34 años), con experiencia para dar y regalar en la élite, ya sea en España o a nivel internacional. Tras finiquitar una etapa tortuosa de tres años en el Espanyol -la pasada campaña solo jugó la Copa tras haber estado antes cedido en el Málaga después de una primera campaña en la que defraudó-, el fuenlabreño tampoco tuvo fortuna en el West Ham en el inicio de este curso (ocho partidos con seis derrotas y dos empates y dieciocho goles encajados) y decidió aceptar la oferta para acabar la campaña en Vitoria.

Tampoco fueron fáciles sus comienzos, con una lesión que le dejó fuera durante cuatro partidos, pero el regreso a la competición con la desgraciada expulsión de Pacheco le obligó a dar un paso al frente. Y lo hizo con creces, recordando a ese gran guardameta que había quedado relegado al olvido en las últimas temporadas.

Dos primeras intervenciones magistrales ante Wu Lei, seguidas de otras dos no menos llamativas ante Dídac y Embarba. Reflejos felinos y dotes de mando, pues su voz posicionando a sus compañeros se podía distinguir claramente. Cierto es que los dos goles encajados y la derrota final dejaron un sabor de boca amargo, pero, al menos, Roberto demostró que se encuentra en forma, listo para aceptar el reto de sustituir al insustituible Pacheco.

Pacheco. Desde la temporada 2015-16, el guardameta de Puebla de Obando acumula cinco campañas consecutivas defendiendo la portería alavesista casi de manera permanente. En este periplo acumula 179 partidos (69 victorias, 43 empates y 67 derrotas) con 212 goles encajados (1,18 por partido).

Pau Torres. Jugó en el Alavés la 2015-16. Dos partidos (dos empates) y un gol encajado (0,5 por partido).

Ortolá. Una campaña en el club, la 2016-17. Ocho partidos (cuatro victorias y cuatro empates) y cuatro goles encajados (0,5 por partido.

Sivera. Dos temporadas y media en el club, desde su llegada en al arranque del curso 2017-18 a su salida en el pasado mercado invernal cedido al Almería. Dieciséis partidos (ocho victorias, dos empates y seis derrotas) y dieciocho goles encajados (1,13 por partido).

Roberto. Llegó a Mendizorroza el pasado mes de enero tras la salida de Sivera y el sábado tuvo la oportunidad de debutar tras la expulsión de Pacheco. Un partido jugado, saldado con derrota, y dos goles encajados, una media de dos por encuentro.

88%

Durante las cinco temporadas que lleva en el Alavés, Pacheco ha intervenido en el 88% de los partidos que en este periplo ha disputado el equipo, 204 en total. Sus registros presentan un 38,6% victorias, 24% empates y 37,4% de derrotas. De esos 179 partidos, 178 los ha jugado como titular, uno solo partiendo desde el banquillo -lesión de Sivera ante el Atlético-, nunca ha sido sustituido y el único partido que no ha acabado fue el último por expulsión.

Regreso difícil al West Ham. A pesar de tener una temporada más de contrato con el West Ham, el futuro de Roberto se mueve en estos momentos en la indefinición. Dicho vínculo con los hammers le aporta cierta tranquilidad, pero el guardameta fuenlabreño es consciente de que tiene muy complicado regresar al club londinense tras su salida en el mercado invernal. El madrileño llegó al West Ham el pasado verano libre tras acabar su relación con el Espanyol y firmó un contrato de dos temporadas, pero sus malas actuaciones en la Premier los ocho partidos que le tocó jugar le relegaron completamente en los planes de su equipo. Por ello, decidió buscarse una salida en el mercado invernal y aceptó la propuesta del Alavés. De momento, la portería vitoriana vive también una situación indefinida, pues que quede un hueco libre depende de un difícil traspaso de Pacheco o del ascenso del Almería, que le obligaría a comprar a Sivera.