- El ansiado día por muchos esperado y que tan lejano se veía en un calendario imposible de definir ha llegado y el alavesismo volverá a latir de nuevo. Puede ser que el fútbol haya pasado a un plano de importancia bastante lejano al que hace unos meses ocupaba, pero no deja de ser uno de los mayores factores de entretenimiento que existen y quien es aficionado, y más el que lo vive con especial intensidad, está deseando que el balón vuelva a rodar otra vez para acompañar a su equipo del alma en las alegrías y en las penas. Para aquellos que consideran que el albiazul es un sentimiento, esta temporada que se disputará a marchas forzadas y que supondrá una inyección en vena de balompié arranca a las dos de la tarde con la visita al Espanyol. Un partido que sería uno de tantos en el calendario, pero que viene recubierto con la pátina especial que le otorga ser el del retorno a la competición que se ha planteado como clave en la carrera por asegurar la permanencia en Primera División.

La previa de cada partido es el espacio dedicado a analizar trayectorias, estados de forma, escenarios que depararía cada resultado y las posibles alineaciones. Pero si normalmente muchos de esos apartados no son más que elucubraciones, más aún lo son en la actual tesitura. Absolutamente nada se sabe del estado de forma de unos equipos que afrontan once partidos en apenas un mes después de casi uno de una preparación bastante peculiar a la que no puede ni llamarse pretemporada; las trayectorias anteriores de nada sirven cuando el precedente son más de tres meses de parón; y si acertar los onces iniciales en circunstancias normales ya es tarea ardua, en la situación actual se hace prácticamente imposible. Asier Garitano lo tiene complicado, pues a la baja ya conocida de Joselu por lesión se añadieron ayer a última hora las de Manu García y Lucas Pérez por molestias musculares.

El Alavés anterior era un equipo ya consolidado que caminaba con paso firme hacia la salvación tras una racha de resultados positivos que le hacía encarar la visita al RCDE Stadium como una oportunidad de dar un paso de gigante hacia la permanencia. Mientras, el Espanyol precisaba casi de un milagro y, dentro de lo negativo, el parón le puede haber venido hasta bien.

Si gana, El Glorioso en su firme discurrir hacia los cuarenta puntos; si cae, ciertas nubes se asomarían en el horizonte. Lo que cambia es el estado del equipo, desconocido de cara al exterior, pero seguramente lejos del nivel de seguridad que emanaba antes del parón.

Cuando cada punto vale su peso en oro como en el caso del Alavés, ir a lo seguro es lo más recomendable. La elección de jugadores desde la perspectiva de la resistencia física se antoja como un factor clave, al que añadir cimentar unos buenos pilares defensivos. Porque, al menos sobre el papel, lo complicado en esta etapa, más que nunca, se antoja encontrar el camino hacia la portería rival, aunque factores como el cansancio o saber manejar los cinco cambios posibles pueden marcar la diferencia.