- Adivinar los escenarios futuros a nivel deportivo, los que seguirán a la crisis provocada por la pandemia del coronavirus, resulta una utopía. Es cierto que las distintas Federaciones, las asociaciones de futbolistas de diversos países, los responsables de las ligas y también la UEFA y la FIFA trabajan en el diseño y configuración de distintos panoramas, aunque la incertidumbre que rodea a la sociedad en general y al mundo del fútbol en particular obliga a estar siempre en alerta y a afrontar diversas variaciones de los mismos. Así las cosas, mientras sigue el baile de fechas del regreso de las competiciones, una especie de globo sonda sin excesivos fundamentos a día de hoy, la FIFA avivó el martes la llama que lleva días prendida y que es una señal de guerra entre LaLiga, la Federación Española de Fútbol (RFEF) y la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). El motivo, los contratos que unen a clubes y futbolistas, con mención especial para aquellos cuyos vínculos expiran el próximo mes de junio.

En lo que respecta al Alavés, una vez que Manu García ha cumplido con los parámetros para su renovación, no hay futbolistas que terminen contrato al final del presente curso. Eso sí, hasta seis jugadores se encuentran cedidos hasta el final de la actual temporada -el caso de Ismael Gutiérrez es especial, pues su préstamo por parte del Betis le mantendrá un año más en Vitoria- y su futuro se encuentra en el limbo. Roberto Jiménez (West Ham), Lisandro Magallán (Ajax), Ljubomir Fejsa (Benfica), Víctor Camarasa (Betis), Aleix Vidal (Sevilla) y Oliver Burke (West Bromwich Albion) deberían volver a formar parte de las plantillas de sus clubes de procedencia desde el 1 de julio, lo mismo que los muchos cedidos que el propio Glorioso tiene en las competiciones estatales y en Europa. Es evidente que, si se vuelve a jugar, la temporada se extenderá más allá del 30 de junio, por lo que la resolución de estos casos es una preocupación principal en Mendizorroza y en las oficinas de muchos otros clubes, que si vuelven a pisar el césped a pretenden hacerlo con todos sus jugadores actuales.

En una nota informativa, el máximo organismo del fútbol expuso las directrices aprobadas en su última reunión, entre las que figuraba la propuesta de que los contratos que expiran el próximo 30 de junio se prolonguen sine die: "Se propone que los contratos se amplíen hasta el momento en el que realmente termine la temporada. Esta medida se corresponde con la intención original de las partes al firmar el contrato y contribuirá a preservar la integridad y la estabilidad del deporte". Además, la FIFA apuntaba que "un principio similar se aplica a los contratos cuyo inicio estaba previsto para el principio de la próxima temporada: su entrada en vigor se pospondrá hasta el inicio real de la misma".

Luis Rubiales, presidente de la RFEF, ya había mostrado días atrás su conformidad con dicho planteamiento, pero el mismo martes se encontró de pleno con la negativa de la AFE: "Sobre la prórroga de los contratos de los futbolistas que finalizan el próximo 30 de junio, lamentamos que la RFEF pretenda hacer seguidismo de la FIFA, y asuma esta postura, la de prorrogar los mismos, porque se vulnerarían los derechos laborales de los y las trabajadores".

El problema, que puede convertirse en un quebradero de cabeza y sin una solución que colme las exigencias de unos y otros, tiene varias aristas. Por un lado, la propuesta de la FIFA choca directamente con los derechos laborales de los futbolistas en su condiciones de trabajadores, ya que pueden fichar por cualquier otro equipo a partir de la expiración de su contrato, cuestión esta que omite el máximo organismo. Si bien cabe matizar que, tal y como han explicado a este periódico fuentes conocedoras de la letra pequeña, existen dos maneras de redactar los acuerdos: concretando que el contrato finaliza el 30 de junio de un año determinado o que lo hace al término de una temporada concreta. En este segundo caso, parece claro que tendrán que seguir vinculados a su actual club.

De vuelta a la primera coyuntura, que parece la más compleja y a la que peor solución se le intuye, podría suceder también que un club decida no prorrogar el vínculo que le une a un futbolista aunque este acepte prolongarlo hasta el término de la campaña. Asimismo, en caso de que ambas partes estén de acuerdo en ampliar el contrato hasta la conclusión del curso, ¿recibirán los jugadores la parte proporcional de su sueldo por esas semanas extra? ¿Tendrán que negociar el sueldo que les correspondería por ese tiempo de más en el que pertenecen al club? ¿Y qué pasa si un futbolista que acaba contrato en junio y es libre de firmar por otro desde el pasado 1 de enero ya ha cerrado su futuro? ¿Y los cedidos? La letra pequeña de sus contratos podría dar más pistas al respecto, aunque la tesitura podría ser similar a la recientemente expuesta. Preguntas sin respuestas. Dudas más allá de junio.