- Desde que estalló la actual crisis mundial del coronavirus, las competiciones deportivas profesionales han vivido amenazadas por la máxima incertidumbre sobre su desarrollo. Paulatinamente -poco a poco al principio y a un ritmo mucho más acelerado después-, todas se han visto obligadas a paralizar o suspender su actividad sin tener nada claro cuál podría ser la vía de salida de esta inédita situación. Una de las más importantes, desde luego, es la futbolística, que complica todavía más su situación al tener que combinar los diferentes calendarios nacionales con los de los torneos internacionales. Un rompecabezas extremadamente complejo cuyas piezas, sin embargo, parece que comenzaron a encajar en la jornada de ayer.
El primer paso lo dio la UEFA en una reunión extraordinaria en la que decidió aplazar la disputa de la Eurocopa que estaba prevista para el próximo mes de junio a dentro de un año. Una medida que supuso la eliminación de uno de los principales obstáculos que impedían trabajar en la hipótesis de retomar las ligas nacionales. Con un calendario extrasaturado, resultaba imprescindible liberar al menos un tramo para poder reubicar los encuentros que no puedan disputarse mientras dure la suspensión por el coronavirus.
Una ventana vital que se ha abierto con el aplazamiento de la Eurocopa. Como consecuencia, todo apunta en estos momentos a un escenario en el que tanto la Liga de Primera División como la de Segunda podrán completar la totalidad de sus respectivos calendarios y dar por finalizadas las temporadas con un mínimo de normalidad.
Sin llegar a ofrecer datos exactos sobre la nueva planificación en la que trabaja, LaLiga emitió en la tarde de ayer un comunicado público en el que muestra su confianza en que "cuando la normalidad regrese y vaya remitiendo este grave riesgo para la salud" podrá afrontar "de la mejor forma posible las opciones de terminar las temporadas". De esta manera, los clubes esperan que "LaLiga reanude pronto su campeonato y que todas las competiciones puedan comenzar, protegiendo la salud de todos los que las integran y disfrutan, a la vez que garantizan la integridad de cada torneo". Mientras tanto, eso sí, lanzan un claro mensaje a todos los aficionados. "Hasta entonces, mucho ánimo y #QuédateEnCasa para cambiar la curva del virus".
Atendiendo a estos movimientos y siempre a expensas de los imprevistos que pueda deparar una pandemia tan desconocida como la actual, comienza a dibujarse una hoja de ruta para el Alavés y el resto de conjuntos de Primera y Segunda División. Así, los planes que se están trazando en estos momentos pasan por que la competición pueda retomarse a partir del próximo mes de mayo. Para entonces se confía en que la fase más grave del coronavirus haya remitido y los profesionales puedan trabajar con relativa normalidad.
Antes de que comiencen a disputarse los partidos oficiales, eso sí, sería necesario un periodo mínimo de entrenamientos para que los futbolistas puedan readecuar su estado físico a la máxima exigencia competitiva después de este inesperado tiempo de parón. A partir de ahí, se iría confeccionando un calendario exprés para dar cabida a las once jornadas que restan para completar el ejercicio oficial.
Con la supresión también por parte de la UEFA de las ventanas reservadas a los compromisos internacionales de las selecciones el margen es un poco más amplio pero, aún así, resulta evidente que los equipos tendrán que hacer frente a un tramo final de Liga muy cargado de partidos. Sobre todo porque el objetivo es que se pueda bajar el telón del torneo antes del 30 de junio, fecha en la que concluyen los contratos de los futbolistas. De no ser posible, debería habilitarse una fórmula para prorrogarlos excepcionalmente en esta ocasión, tal y como deslizó ayer también el presidente de la Federación, Luis Rubiales, quien se movió en la misma idea de acabar las temporadas.
En este escenario ideal sobre el que trabajan en estos momentos los responsables del fútbol estatal, el Alavés -que al igual que otros muchos equipos tiene suspendida su actividad- tendría por delante un minicampeonato de once jornadas para certificar un año más su permanencia en la máxima categoría. Un objetivo que tenía bastante encaminado antes de la irrupción en escena del coronavirus pero que ahora entra en una nueva dimensión teniendo en cuenta los imprevisibles efectos que puede tener en el desarrollo de la competición esta pandemia.
Y es que, por ejemplo, una de las grandes incógnitas que restan por resolver es si las jornadas que faltan por disputarse podrán hacerlo con la presencia habitual de público o tendrán que desarrollarse a puerta cerrada. Lo que sí parece seguro al menos, salvo giro terriblemente negativo de los acontecimientos, es que la liga se completará.
Todavía permanece en el aire la incógnita de si los partidos se disputarán a puerta cerrada o con el público habitual en las gradas