Vitoria - La larga búsqueda del Deportivo Alavés para encontrar un espacio en el que erigir su ciudad deportiva ha acabado con la solución que desde hace el principio se presentaba como la más lógica y también la que al final del proceso podría suponer el coste más asumible para las arcas del club. En vez de construir desde cero en un nuevo destino, la entidad del Paseo de Cervantes ha decidido aprovechar su actual estructura en Ibaia y partir desde una base ya consolidada y en funcionamiento que en tiempos venideros proyecta continuar con unas mejoras que ya han sido visibles a lo largo de los dos últimos veranos. Personas con una amplia experiencia de gestión en las oficinas alavesistas venían desde hace tiempo señalando la actual ciudad deportiva José Luis Compañón como la opción más viable para el objetivo del club de estructurar una base de operaciones más moderna, completa y amplia que la actual y, finalmente y tras un largo e infructuoso periplo de búsqueda, dicha alternativa ha sido la que ha acabado triunfando, en lo que supone una victoria de la lógica que ha tardado en asumirse en Mendizorroza, ya que los actuales rectores siempre han destacado la imposibilidad de acudir a la zona mediante transporte público o las limitaciones que actualmente existen en lo referido al espacio, compuesto por cuatro campos de fútbol, dos aparcamientos y un edificio y que ronda los 40.000 metros cuadrados, aunque solo la parte inferior del recinto es propiedad del Glorioso, mientras que la superior se encuentra en régimen de alquiler.

Que Ibaia es una instalación con carencias, incluso pese a las reformas que se han realizado en los dos últimos años para su mejora, es evidente, pero renunciar a un trabajo ya adelantado para comenzar un proyecto de ciudad deportiva desde cero era un decisión difícil de entender, tanto por su considerable coste económico como por los largos plazos de espera requeridos para su puesta en funcionamiento. El desembarco en Olaranbe, la adquisición de Betoño o la compra de terrenos cercanos a Zurbano -amén de unos cuantos sondeos en zonas cercanas a la ciudad- fueron alternativas que se fueron explorando y descartando -alguna de ellas tras haber realizado ya gastos en proyectos y maquetas- sucesivamente mientras el tiempo corría e Ibaia se mantenía prácticamente intacto. Desde el ascenso a Primera División en junio de 2016 -en ese momento Josean Querejeta decidió que el incremento de los ingresos debía servir para dotar al club de un patrimonio en forma de infraestructuras- hasta mediados de 2018, el tiempo siguió corriendo sin que se concretase una solución viable al proyecto de ciudad deportiva deseado por el club.

Cambio de tendencia A la conclusión de la temporada 2017-18, las decisiones en los despachos de Mendizorroza viraron de manera significativa. Si hasta ese momento las remodelaciones habían sido escasas -la de mayor magnitud, la renovación del césped del que por entonces era el único campo de material sintético-, ese verano arrancó una apuesta importante por actualizar las instalaciones y mejorarlas. A lo largo de los dos últimos años se ha procedido a levantar la hierba del campo principal para dotarlo de un sistema de drenaje que evite su deterioro con las lluvias; se ha cambiado uno de los campos de césped natural por compuesto sintético -ahora hay dos artificiales que soportan mucho mejor las cargas de trabajo de todo el fútbol base-; se ha ampliado y mejorado el edificio que da cabida a los vestuarios y los servicios médicos, de fisioterapia y el gimnasio; y también se ha erigido un pequeño graderío para que los aficionados puedan seguir con algo más de comodidad -tampoco demasiado, ya que la única posibilidad que se ofrece es un asiento a la intemperie- los partidos del filial. Actuaciones muy significativas que hablan bien a las claras del cambio de tendencia y que han requerido también de importantes inversiones.

La idea de ciudad deportiva que maneja el club pasa, a medio plazo -el presidente aseguró el jueves en la junta de accionistas que todo el proyecto se encuentra en fase de estudio-, por seguir aumentando la capacidad de la actual estructura, ya que por el momento no se ha valorado la adquisición de terrenos adyacentes para ampliar más la extensión de la misma.

Más allá de las cuestiones que tienen que ver simplemente con el trabajo diario de sus distintos equipos y sus necesidades, el plan también prevé localizar en Ibaia un entramado de despachos y oficinas para que los técnicos y profesionales futbolísticos desarrollen allí su labor. Una cuestión que pasa por la ampliación del actual edificio que da cabida a los vestuarios con la construcción encima de otra nueva planta y que requiere de una recalificación del uso de los terrenos para que pasen de su actual concepto de suelo rústico a zona de equipamiento deportivo, lo que permitiría proceder a dicha edificación y facilitaría también la instalación de una grada con unas condiciones de comodidad muy superiores a la que se instaló el pasado verano. Otra de las vías de actuación es el cambio de la superficie de un campo para que pase de hierba natural a un compuesto híbrido. Mejoras sustanciales dentro del proceso ya abierto de mejorar la ciudad deportiva que acabará siendo la definitiva del club.