En todas las trayectorias profesionales existen puntos de inflexión que las marcan de manera indeleble. En el caso de Asier Garitano, resulta indiscutible que su etapa al frente del Leganés supuso un evidente antes y después en su carrera. Asumió las riendas de la escuadra madrileña en Segunda División B y, cinco temporadas después, la abandonó disfrutando contra todo pronóstico de las mieles de la Primera División. Institución y entrenador protagonizaron de la mano un crecimiento exponencial y forjaron un vínculo que les continuará uniendo por mucho tiempo que pase.
Año y medio después de su despedida, el actual preperador del Deportivo Alavés se reencontrará mañana con su feliz pasado. Las circunstancias que rodean a la contienda que tendrá lugar en Mendizorroza, sin embargo, provocan que en esta cita no exista el más mínimo hueco para los sentimentalismos. Porque lo cierto es que tanto albiazules como pepineros afrontan la contienda acuciados por la necesidad. Tras un pésimo arranque de la competición, el conjunto madrileño consiguió gracias a su victoria de la pasada jornada contra el Celta abandonar el farolillo rojo de la clasificación después de mucho tiempo pero todavía tiene por delante un largo y duro camino para tratar de escapar de las garras del temido descenso a la conclusión del curso.
El Glorioso, por su parte, ha enlazado dos derrotas consecutivas ante Real Madrid y Granada tras su inicio de recuperación y no puede permitirse un nuevo frente a un adversario directo si desea alcanzar el parón navideño con cierto margen para la tranquilidad.
Será, por lo tanto, un regreso al pasado muy exigente para Asier Garitano. El guipuzcoano solo ha vivido otro duelo con su antiguo equipo hasta el momento. Fue en la segunda jornada de la pasada temporada, cuando visitó Butarque a los mandos de la Real Sociedad. El cuadro donostiarra logró una cómoda ventaja (0-2) que parecía acercarle al triunfo pero dos tantos de El Zhar, el segundo en el minuto 88, establecieron las tablas definitivas. Cuando el Leganés compareció en Anoeta en la segunda vuelta, el de Bergara ya había sido destituido por lo que no vivió ese nuevo reencuentro.
Así pues, mañana buscará la que sería la primera victoria sobre sus antiguos discípulos. Y es que en el vestuario pepinero todavía se mantiene un significativo grupo de futbolistas que estuvieron a las órdenes de Garitano. Se trata en concreto del guardameta Pichu Cuéllar y los jugadores Recio, Bustinza, Siovas, Rubén Pérez, Szymanowski y Eraso. El primero de ellos -uno de los cerebros del centro del campo madrileño-, sin embargo, es muy probable que se pierda la visita a Mendizorroza como consecuencia de un problema muscular que le obligó a ser sustituido el pasado fin de semana contra el Celta.
Para todos ellos, evidentemente, también tendrá un significado muy especial medir sus fuerzas con quien les supo conducir hasta cotas impensables hasta entonces en una entidad que enarbola la modestia como su bandera. El trabajo de Garitano en Butarque no puede recibir otro calificativo que sobresaliente y sus datos al frente del equipo permanecerán sin duda en la historia del club durante mucho tiempo. Porque será harto complicado que alguien pueda repetir la gesta de sentarse en el banquillo en Segunda B y dejarlo en Primera tras apenas cinco años.
O que se capaz de igualar el registro de 222 encuentros oficiales dirigidos. En 87 de ellos consiguió la victoria, lo que supone un más que notable 39%, mientras que empató 59 (26%) y solamente acabó derrotado en 76 (35%). Unos números que, lógicamente, se encuentran muy lejos todavía de los que presenta en el Deportivo Alavés, al que solamente ha dirigido aún en dieciséis ocasiones. Un triunfo mañana sobre su Leganés permitirá acortar esas diferencias.