Vitoria - El Deportivo Alavés superó en la visita al Villarreal el primer cuarto de competición de la temporada y sus actuales once puntos en diez jornadas le sitúan en una proyección de riesgo a la conclusión del curso liguero, superando en la media matemática de los 38 partidos por muy poco esos cuarenta puntos (con los registros actuales de 1,1 puntos por compromiso se iría a los 41,8 a finales de mayo) que se marcan como frontera natural entre la permanencia y el descenso. Cierto es que solo se trata de una proyección a largo plazo de los resultados ya cosechados y que tampoco en los últimos años esos cuarenta puntos son la referencia más habitual de una tranquilidad que se encuentra unos escalones más abajo, pero la tendencia actual marca un evidente sufrimiento a lo largo de todo el curso si la serie puntuadora no mejora y un riesgo claro si la misma empeora solo un poco.
La situación actual del Glorioso viene marcada por el enorme desequilibrio entre su rendimiento como local y como visitante. Cinco encuentros ha disputado en Mendizorroza en los que ha acumulado una decena de puntos (tres victorias, un empate y una derrota) que le sitúa como uno de los anfitriones más solventes de Primera División, pero el contrapeso en el otro lado de la balanza lo ejerce el único punto cosechado en cinco desplazamientos, merced de un solitario empate y cuatro derrotas. Todo lo positivo en forma de resultados al calor del estadio del Paseo de Cervantes se ha convertido en negativo cuando el equipo ha ejercido de viajero. Y de esos males a domicilio viene la explicación de un arranque de curso que augura sufrimiento, aunque el mismo solo se constriña en estos momentos a las cuentas de la lechera que se pueden realizar con las proyecciones a largo plazo de las tendencias actuales. Todo un ejercicio de realizar castillos en el aire, como este propio equipo se ha encargado de demostrar a lo largo de los últimos años.
Y es que la experiencia del Alavés en su actual andadura en Primera, que cumple su cuarta temporada, sirve para desmentir que un arranque dubitativo conduzca directamente al sufrimiento al final. Solo la última versión, la de la campaña 2018-19, superaba los once puntos de la actual. De la mano de Abelardo se consiguieron veinte puntos en las primeras diez jornadas y el equipo dejó prácticamente atada la permanencia en el primer cuarto de la competición, pero en el tramo final se fue desinflando hasta quedarse con 50 puntos cuando su proyección a estas mismas alturas era de 76.
En el curso del regreso a la élite, de la mano de Mauricio Pellegrino, tras los diez primeros partidos el equipo albiazul llevaba diez puntos, uno menos que en estos momentos. Entonces la proyección a estas alturas hablaba de mucho mayor sufrimiento, con una media de un punto por partido para alcanzar los 38 al final del curso. La realidad desmintió a la cábala, ya que el Glorioso que jugó la final copera se fue hasta los 55 puntos, superando por cinco a la versión de la 2018-19 cuando a estas alturas acumulaba diez menos.
Y mayor aún fue el salto en el curso 2017-18, cuando tras las diez primeras jornadas el casillero vitoriano reflejaba solo tres puntos con una proyección de poco más de once al final de la temporada. Pero tras Luis Zubeldía y Gianni De Biasi llegó El Pitu para obrar el milagro y los 47 puntos finales -solo tres menos que la última temporada cuando a estas mismas alturas la diferencia era de diecisiete- propiciaron que el Alavés ni siquiera llegase a sufrir en la segunda vuelta tras un arranque completamente desastroso.
La proyección actual indica que puede existir cierto riesgo a futuro y la evidencia es que el proyecto de Garitano no se ha ganado en los primeros meses un colchón de seguridad que nunca viene mal. Sobre todo teniendo en cuenta la tendencia del equipo vitoriano como local, que será imposible de mantener a largo plazo y que encara el martes un examen de enorme exigencia contra el Atlético de Madrid. Por ello, la mejoría a domicilio se convierte en una obligación para que Mendizorroza no sea la única sujeción de un equipo que, todo hay que analizarlo, ha tenido que visitar cinco estadios muy complicados en el arranque del curso y siempre se ha mostrado muy efectivo en los duelos directos.