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Árbitro González González (castellano-leonés).

1-0, minuto 50: Magallán. Saque de esquina de Lucas Pérez al centro del área, donde el argentino emerge ganándole la partida por arriba a Okay y conecta un cabezazo potente.

2-0, minuto 82: Lucas Pérez. Recuperación de Vidal por la izquierda y el catalán cede hacia atrás a la llegada de Lucas que saca un zurdazo ajustado.

Amonestó a Juncà (minuto 26), Wakaso (minuto 32), Duarte (minuto 38), Manu García (minuto 49+), Magallán (minuto 90) y Lucas Pérez (minuto 93).

Vitoria - Seguramente no cuenta el Deportivo Alavés con los mayores virtuosos del universo futbolístico en lo referido al trato con el balón y su arsenal es bastante menor que la colección de talento que del centro del campo hacia adelante maneja un equipo como su rival de ayer, el Celta, pero a lo largo de los últimos años El Glorioso se ha forjado una imagen de equipo aguerrido, granítico y difícil de superar merced a un estilo muy definido en el que priman la solidez defensiva y las ofensivas por oleadas para tratar de doblegar a los rivales por la fuerza. Y ayer el equipo de Asier Garitano dio una auténtica exhibición en ese sentido, con una presión muy adelantada que cortocircuitó a un cuadro vigués al que le costó alcanzar las zonas de compromiso y unas llegadas en tromba que dieron de sí para sumar una buena cantidad de ocasiones y también los dos goles que condujeron al triunfo a través de un camino bien conocido.

Con la idea asentada del 4-4-2, hasta cinco variaciones incluyó el técnico albiazul en el once con respecto al último partido en Valencia, con el regreso de Pacheco a la portería, la presencia de Martin en el lateral derecho, Magallán cubriendo el hueco de Ely en la zaga, Wakaso ocupando el espacio de Pina y Vidal recuperado para la banda diestra. Además, con un plan claro de ir a la yugular del Celta directamente desde el inicio, como bien se pudo comprobar en un cabezazo de Joselu centrado.

El VAR y el barullo Estaba el Alavés mandón cuando se llevó un susto que casi es de muerte. Se salvó por los pelos y por la doble revisión del VAR, que acabó determinando que fue Aspas y no Duarte quien tocó un balón que Mina acabó mandando a la red, pero que, al ser asistido por su compañero, estaba en fuera de juego. Por el bigote de una gamba, en una acción en la que el colegiado tomó hasta tres decisiones evitó el cuadro albiazul la catástrofe después de un gravísimo error en la salida de balón.

Del pleito salió crecido el cuadro celeste, ya que los albiazules le vieron las orejas al lobo desde demasiado cerca. El equipo de Escribá asumió el mando del balón y comenzó a circularlo con calidad entre figuras del calibre de Rafinha, Denis y Aspas, que hubieron de soportar unas cuantas tarascadas severas. Pero el verdadero peligro llegaba cuando los visitantes rompían en largo buscando al punta de Moaña, que de manera increíble no fue capaz de resolver solo ante Pacheco, con Magallán ganándole la partida en el momento decisivo.

Sobrevivió El Glorioso al momento de sufrimiento ya punto estuvo de encontrarse con el gol en una acción de calidad entre Wakaso y Rioja que Joselu estrelló en el larguero -el pase iba demasiado elevado y el delantero remató con la tibia- con el portero ya batido. Acto seguido, en esta ocasión el VAR dejó sin penalti, y con razón, al Alavés al no existir mano de Rafinha en el saque de esquina subsiguiente. Un barullo permanente dentro de un partido tremendamente raro que tan pronto iba como venía sin que ninguno de los dos contendientes, y tampoco el equipo arbitral -a González González se le acumulaban el trabajo con los golpes en el campo y también con las protestas-, pudiese asegurar que lo tenía controlado. En una primera parte en la que pasó de todo, el que no hizo acto de presencia fue el gol.

Llegan los goles El tramo final del acto inicial le había servido al Alavés para recuperar el camino perdido y, de nuevo, se lanzó a por el Celta con instinto asesino. Una acción que Vidal no fue capaz de completar, un cabezazo de Joselu que salvó Rubén y golpeó también en el larguero y el córner que siguió a esta ocasión lo acabó convirtiendo en gol Magallán con un testarazo sensacional saltando por encima de Okay para hacer el 1-0 en el minuto 50.

La ventaja abrió espacios y casi de inmediato tuvo Joselu la sentencia en un disparo que se le fue muy desviado. Era el momento de ajusticiar a un rival herido de muerto y así lo entendieron los albiazules, que huyeron de la especulación y no regalaron el balón a un oponente de enorme calidad, que comenzó a amenazar con dos disparos de Aspas y Denis, con Laguardia dando la réplica en una nueva acción a balón parado antes de que Pacheco apareciese por primera vez. La presión adelantada era la clave para seguir generando oportunidades y tras el enésimo robo, en esta ocasión de Vidal, Lucas Pérez ató el triunfo con un zurdazo potente que asentó la tranquilidad en Mendizorroza con una victoria a la que se llegó por un camino conocido que se tiene que seguir recorriendo.

Presión adelantada El Alavés dio varios pasos al frente a la hora de realizar su presión defensiva y se acercó prácticamente hasta el área del Celta para dificultar la salida del balón y evitar que entrasen en juego Rafinha, Denis y Aspas. Una táctica que funcionó de maravilla, con muchas llegadas de peligro tras la recuperación.

Muchas ocasiones En los primeros partidos del curso era el Alavés un equipo que apenas disparaba sobre la portería de los rivales y no generaba ocasiones claras, pero en los últimos encuentros la tendencia ha cambiado. En este sentido, ayer apabulló al Celta y, al margen de los dos goles, disfrutó de muchas oportunidades muy buenas.

El ghanés está protagonizando un arranque de temporada espectacular y su actuación de ayer fue de matrícula de honor, con un trabajo enorme en la recuperación y salida.

En la ocasión más clara de la primera parte le puso un servicio demasiado fuerte y alto a Joselu tras romper a Mallo, evidenciando que puede ofrecer mucho más al equipo.