Vitoria - Aunque los registros del Deportivo Alavés en el arranque de la nueva temporada pueden estar un poco por debajo de lo deseable y por eso el cuadro albiazul se ha situado rozando la zona de peligro, lo cierto es que si se analizan los mismos al detalle se pueden encontrar situaciones para el optimismo. Una de ellas es la eficacia que el conjunto de Asier Garitano está mostrando ante sus semejantes, es decir, los equipos que en la parrilla de salida de la competición tienen el único objetivo de conservar la categoría durante una temporada más. Los ocho puntos que aparecen en estos momentos en su casillero proceden directamente de duelos directos contra ese grupo de clubes que tienen como única meta seguir en Primera División y en ninguno de esos enfrentamientos cara a cara ha cedido El Glorioso, que ha resuelto estos encuentros con un saldo de dos victorias y otros tantos empates. El objetivo ante el Celta, al que de momento se le han borrado de un plumazo sus ínfulas europeas -su arranque ha sido malo y solo cuenta con un punto más que el Alavés-, no es otro que dar continuidad a esa serie y ganar de nuevo a un rival directo.
El equipo de Garitano tiene en su casillero cuatro derrotas, la mitad de los partidos que se han disputado, pero todas ellas han llegado ante equipo que o bien son habituales de las competiciones europeas o, como mínimo, aspiran a hacerse con una de ellas. Real Sociedad, Sevilla, Athletic y Valencia ocupan, por ese orden, los puestos que van del quinto al octavo -las dos plazas de Liga Europa y las dos inmediatamente siguientes-, los dos primeros con trece puntos y los dos siguientes con doce, lo que indica además que han empezado el curso a un nivel notable de rendimiento para hacer buenos los pronósticos que les situaban en la zona noble.
Con esos datos en la mano, los tropiezos albiazules ante estos cuatro equipos entran dentro de la lógica más absoluta. Más aún teniendo en cuenta que tres de ellos se produjeron a domicilio (San Mamés, Anoeta y Mestalla son, además, desplazamientos que históricamente no han sido nada favorables a los vitorianos), marcando el Sevilla la excepción de haber asaltado Mendizorroza en un partido en el que el conjunto alavesista tampoco se quedó demasiado lejos de puntuar. Se han perdido oportunidades de sumar ante clubes frente a los que sacar puntos es complicado, sobre todo de visitante, pero eran resultados del todo previsibles en cualquier quiniela albiazul.
Ese rosco puntuador ante equipos que tanto sobre el papel como en la realidad son bastante más poderosos que El Glorioso se ha compensado con la eficacia que se ha mostrado en los duelos directos ante rivales de un potencial semejante -por historia, rendimiento o presupuesto- o que, al menos, cuando arranca cada campaña solo se marcan como objetivo seguir otro año más entre los mejores.
El serial comenzó con el triunfo ante el Levante, siguió con la igualada frente al Espanyol y vivió su tercer capítulo antes del primer parón con el empate rescatado en Getafe y que sirvió para cerrar el primer tramo de competición con cinco puntos en el casillero. Una cifra a la que desde entonces solo se le ha añadido la victoria contra el Mallorca en la que Garitano salvó la cabeza después de la primera crisis grave -tanto de resultados como, sobre todo, a nivel de imagen- del equipo.
Los granotas (décimos con once puntos) y los azulones (decimosegundos con diez) se mueven en las aguas tranquilas, mientras que bermellones y periquitos se encuentran en la zona de descenso, los primeros antepenúltimos con siete puntos y los segundos penúltimos con tan solo cinco.
Precisamente, y dando por buenos el punto que se consiguió en el Coliseum Alfonso Pérez -el único que el Alavés ha sumado en los cuatro desplazamientos realizados hasta la fecha-, la igualada contra el Espanyol se presenta en estos momentos como el gran punto negro de la temporada. Y no tanto por el resultado final, sino por las circunstancias del equipo barcelonés. Dentro de un arranque de curso nefasto, el conjunto por entonces dirigido por David Gallego llegaba a Vitoria después de haber disputado apenas tres días antes un partido de clasificación para la Liga Europa y estaba carente de referencias ofensivas, firmando de inicio el punto que finalmente acabó consiguiendo.
El Glorioso aspira a dar continuidad a esa tendencia puntuadora ante sus semejantes contra un Celta que en las tres últimas temporadas ya ha mirado más hacia abajo que hacia arriba y que esta campaña ha dado continuidad al sufrimiento que vivió durante la pasada, en la que se acabó salvando por poco. Una victoria ante los vigueses tendría, una vez más, ese valor añadido de sumar al casillero propio y evitar que un rival llamado a ser directo siguiese progresando en la clasificación.