Vitoria - Encara el Deportivo Alavés la que puede ser la semana más complicada de la temporada para aquellos proyectos que están, como en su caso, dando sus primeros pasos. En apenas ocho días de margen se ponen en juego nueve puntos, casi tantos como los doce que se han repartido en el primer mes de competición, y se empieza a definir cuál va a ser el rumbo de cada equipo en el devenir del curso. Sumar una buena cantidad de puntos es sinónimo de tranquilidad, todo lo contrario que si los resultados están por debajo de lo esperado, cuando se empiezan a encender seriamente las alarmas. Tras haber sufrido su primera derrota de la campaña el pasado domingo ante el Sevilla, para el cuadro albiazul son peores las sensaciones que su situación en la clasificación con cinco puntos en el casillero. La imagen ofrecida de equipo pobre en recursos ofensivos ha desencadenado las primeras dudas pensando en el largo plazo. Y el objetivo no puede ser otro que tratar de desterrarlas de manera inmediata, aunque el examen que se le presenta al equipo de Asier Garitano no es nada sencillo (visitas a Athletic y Real Sociedad antes de acabar la serie en Mendizorroza ante el Mallorca) en una semana que va a servir para marcar el rumbo y también descubrir el potencial de los recursos que maneja el preparador guipuzcoano, cuya figura será sometida a riguroso examen durante los próximos días.

La mayor preocupación que a estas alturas destila el nuevo proyecto alavesista viene marcada por sus graves problemas ofensivos, principalmente. En sus cuatro primeros compromisos, el vitoriano ha sido un equipo de escasa pegada y con claras dificultades para generar ocasiones. Que su supervivencia iba a pasar por contar con una fiabilidad defensiva muy elevada estaba claro de antemano, pero lo que se esperaba era contar con unos argumentos en ataque más esperanzadores que los mostrados hasta la fecha. Más allá de haber marcado solo dos goles, lo preocupante es la falta de oportunidades.

De momento, Garitano no ha dado con la tecla del equilibrio. El entramado defensivo se encuentra ya a un nivel espectacular -la herencia recibida ha sido fundamental para este elevado rendimiento-, pero las carencias a la hora de generar peligro resultan aún más llamativas. Sobre todo teniendo en cuenta que los jugadores llamados a ser importantes (Lucas Pérez, Joselu, Luis Rioja, Aleix Vidal...) han estado a sus órdenes prácticamente durante todo la pretemporada. Esta semana servirá para determinar si es una mera cuestión de ir ajustando los engranajes por parte del técnico o si verdaderamente el problema va bastante más allá.

El triple examen es de envergadura y, como suele ser costumbre en estos casos, es el propio entrenador quien más se juega. Porque, por mucho que la plantilla tenga unas carencias importantes -y esto es del todo innegable en el caso del Glorioso, que se ha quedado tremendamente limitado de recursos en su ofensiva-, siempre en estos casos la cuerda se rompe por el mismo sitio y los clubes señalan como máximo responsable invariablemente a quien probablemente menos culpa tiene por mucho que no haya dispuesto ni del mínimo tiempo necesario para trabajar.

Los derbis a domicilio ante Athletic y Real Sociedad y el duelo en Mendizorroza contra el Mallorca van a marcar, casi con total seguridad, el futuro a corto y medio plazo de este nuevo proyecto alavesista. Los cinco puntos cosechados en las primeras cuatro jornadas dan de sí cierto margen de seguridad -eso a nivel clasificatorio, ya que en cuestión de imagen el equipo no ha salido bien parado-, pero en esta semana de máxima exigencia se ponen en juego otros nueve más que van a marcar muchos destinos. Buenos resultados conducirían a la reafirmación de los cimientos; malos, a las dudas con el proyecto.